A pesar del...
Populismo, demagogia, xenofobia
Es injusto circunscribir el populismo a Podemos, Más Madrid, etc., porque el PSOE de Warren funciona igual
Una mañana de enero, Dios estuvo conmigo más generoso de lo habitual, y pude disfrutar de tres joyas en el diario «El País» en un mismo día, que iluminan el panorama que ha desembocado en las elecciones del domingo, y en el adelantamiento de las elecciones generales al 23 de julio.
Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, habló de la «coalición del miedo» por PP y Vox; otro titular: «Podemos propone una renta de hasta 1.400 euros al mes»; y el tercero: «Baleares plantea vetar la compra de vivienda a extranjeros».
Es injusto circunscribir el populismo a Podemos, Más Madrid, etc., porque el PSOE de Warren funciona igual, es decir, mediante la simplificación y la división de la sociedad en bloques, actualizando la dialéctica amigo-enemigo, y reduciendo todo al bondadoso poder de la izquierda, que cuida del pueblo, frente a los enemigos del pueblo, que necesariamente dan miedo, porque desean arrebatarle las conquistas que ha alcanzado gracias al progresismo.
El mensaje de Podemos es igual de simple y falso: «proponer» una renta de 1.400 euros, o más, es la peor de las mentiras, una media verdad, porque calla lo más importante, a saber, el coste que los populistas pretenden imponer sobre las trabajadoras. Son ellas, siempre, las que financiarán, a la fuerza, tan magnánima iniciativa de Pablo Iglesias y sus socios. La ocultación de los costes siempre es la clave de los antiliberales de todos los partidos.
La intervención en los mercados se combina a veces con el nacionalismo y la xenofobia, como hicieron los progresistas baleares: prohibir que los extranjeros compren casas. Aparte de que es probablemente ilegal, y sin duda ineficaz para resolver el problema de la vivienda en Baleares, la iniciativa de la izquierda es analíticamente deficiente, porque circunscribe el problema a la mayor demanda de viviendas, olvidando la menor oferta, que se deriva, no por casualidad, del propio intervencionismo con el que las autoridades pretenden arreglar lo que ellas mismas han desarreglado. Eso sí, la lógica populista se impone, y a los antiliberales les encanta la idea de hostigar a los extranjeros con estas medidas, que, como dijo el profesor José García Montalvo, «responden a una política que consiste en decir a los ciudadanos que los culpables son otros».
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