Y volvieron cantando

Post sanchismo...o no

Solo quedará el grupo parlamentario en el Congreso como bastión del llamado sanchismo y aun así todos sabemos lo que duran algunas lealtades cuando se deja de hacer pie en esto del poder

Si la noche del domingo «28-J» se confirma el augurio de los sondeos y Sánchez no consigue la mayoría suficiente de apoyos posibles para continuar en la Moncloa, el lunes «24-J», además de las cábalas para el cómo y el cuándo del acceso de Feijóo a la presidencia del Gobierno, estaremos hablando del inicio de un periodo en el PSOE que ya ha sido bautizado como post sanchismo, tal vez en un excesivo ejercicio de ingenuidad teniendo en cuenta que el actual líder socialista no parece muy dispuesto a entregar la cuchara si sobrepasa los cien escaños en línea con lo reflejado en las encuestas. Pero en el partido fundado por Pablo Iglesias hace 144 años la preocupación es más que patente a pesar del tocar a rebato al que ha obligado la convocatoria electoral de generales, teniendo en cuenta el complicadísimo futuro al que se enfrenta desde el corto hasta el largo plazo, con «barones» desalojados del poder y con una red territorial que habrá que recomponer con nuevos nombres dispuestos a asumir una travesía del desierto que ni será corta ni indolora. Solo quedará el grupo parlamentario en el Congreso como bastión del llamado sanchismo y aun así todos sabemos lo que duran algunas lealtades cuando se deja de hacer pie en esto del poder.

Tal vez por ello algunos nombres no precisamente irrelevantes del PSOE de hoy y de ayer permanecen si no agazapados, al menos expectantes ante las brechas que inevitablemente evidenciará la presa de agua, ya de por sí renqueante tras el varapalo y consiguiente desmovilización de la militancia y cuadros intermedios acarreado por el «28-M». Entre ellos, solo hay uno que además de claramente desmarcado del sanchismo ha parado el golpe del tsunami de la derecha manteniendo su mayoría absoluta. García Page, alumno aventajadísimo de Pepe Bono, espera su momento en el palacio de Fuensalida y no precisamente parado, porque la lista de dirigentes socialistas que vienen desfilando por su mesa y mantel no es ni corta ni irrelevante. El presidente castellano manchego tiene una posición de privilegio en la carrera post sanchista y lo sabe, como conocedor es también del desierto institucional generado tras la pérdida de muchos gobiernos y de la melancolía entre una apática militancia, como toda herencia para quien acceda al sillón de Ferraz, con permiso primero de las urnas el domingo 23 y después de un campeón de la supervivencia.