Editorial
Un presidente para la reconstrucción
El futuro que la Comunidad debe ganar para restituir la prosperidad y el bienestar arrebatados por la Dana y emprender los planes de intervención y las obras sobre las cuencas críticas que fueron vetadas por los gobiernos socialistas y que hubieran paliado en buena medida la tragedia
La etapa de Carlos Mazón ya es historia, pero el arduo capítulo de la reconstrucción y superación de las calamidades provocadas por la Dana apenas acaba de comenzar, por más que haya pasado un año de la catástrofe. Juan Francisco Pérez Llorca ha sido el candidato elegido por Alberto Núñez Feijóo para guiar la región en una misión tan exigente y comprometida. Pese a los días de reflexión y deliberación, puede decirse que no ha habido sorpresas, que es lo que suele suceder cuando la designación se decanta por la sucesión natural, como podríamos identificar en el actual secretario general del PPCV, persona de la confianza del expresidente y en buena medida artífice de la cohesión e integración de una organización con un historial de instantes y momentos menos clementes en cuanto al entendimiento y el cierre de filas. Así que la decisión de Alberto Núñez Feijóo, que ha sintonizado con el sentir mayoritario de las direcciones provinciales y agrupaciones locales, es sólida y coherente, con los atributos y el perfil precisos, en un presente especialmente delicado para el partido tras la dimisión de Carlos Mazón y el desgaste innegable provocado por una agonía que se demoró innecesaria y negativamente. Que Juan Francisco Pérez Llorca pueda ser investido presidente de la Comunidad Valenciana queda en manos de Vox y de una negociación que, sin embargo, no lo aboca a un terreno inhóspito, sino al contrario, pues ya ha sido protagonista en otras transacciones con la formación de Santiago Abascal. No nos parece que la controversia del Pacto Verde Europeo o la inmigración masiva deban ser obstáculos insalvables para sacar adelante una mayoría sólida que permita al nuevo gobierno emprender con la intensidad y la diligencia imprescindibles las políticas de recuperación y reconstrucción que urgen a todos los ciudadanos del territorio. Llegados a este punto, y con el excepcional panorama de emergencia para demasiadas personas y familias en la región que aún no han recibido el aliento y el sostén que merecían, no existen excusas para que el pacto entre los dos partidos se demore más allá de lo razonable. En todo caso, el futuro que la Comunidad debe ganar para restituir la prosperidad y el bienestar arrebatados por la Dana y emprender los planes de intervención y las obras sobre las cuencas críticas, que fueron vetados por los gobiernos socialistas y que hubieran paliado en buena medida la tragedia, obligará a enfrentar y superar la hostilidad de la izquierda. El relevo en la Presidencia no alterará su estrategia ni su relato, que nunca fue el bien común, sino el poder a cualquier precio y por el medio que fuere, para nada legítimo ni honesto. Pérez Llorca será el nuevo objetivo de Moncloa, el PSOE y Compromís y no habrá cuartel. Acertará si no se distrae con el ruido y el barro y se centra en la gente de bien.