El canto del cuco

Las previsiones sucesorias

La pinza de Sánchez y Abascal, como se está viendo, conduce al desastre

Se ha llegado a tal nivel de frustración ante la resistencia de Pedro Sánchez a dejar el poder, a pesar de las abrumadoras razones para ello, que pasan casi desapercibidos los interesantes movimientos políticos a derecha e izquierda preparando el cambio de ciclo, que se barrunta cercano. Es una sensación parecida a la que se vivió en España al final del franquismo, esperando que se cumplieran las «previsiones sucesorias» y el consiguiente cambio de régimen. Entonces las reuniones se sucedían en la semiclandestinidad, y ahora se realizan cautelosamente. Esa es la sutil diferencia. Entonces, como ahora, la prensa extranjera estaba muy pendiente de lo que sucedía en Madrid, con fuerte espíritu crítico. Los adictos del nuevo caudillo se agarran ahora, como entonces, a su perennidad.

Estos movimientos cautelosos, sin descubrir todas las cartas, tienen lugar, sobre todo, en torno al PSOE y en la derecha global, aunque también se observan escaramuzas, a cara de perro, entre las fuerzas populistas de extrema izquierda. La semana pasada hubo dos manifestaciones especialmente significativas: la reunión de medio centenar de socialistas críticos, relevantes, en un céntrico restaurante de Madrid, dispuestos a preparar ya el postsanchismo, y la presentación de Atenea, la fundación de Iván Espinosa de los Monteros, que nace con ánimo de ayudar a reunificar las derechas. Son dos acontecimientos políticos dignos de tenerse en cuenta. Por primera vez, aflora en la izquierda la voluntad manifiesta de recuperar el control democrático del partido y de volver a la socialdemocracia sofocada por el populismo sanchista. Y por primera vez existe un enganche poderoso para aproximar al sector moderado de Vox, empezando por los críticos que ya han abandonado el partido, a la casa común del Partido Popular.

Del éxito o fracaso de estos movimientos, con la recuperación vigorosa del bipartidismo, dependerá el futuro político de España, ahora seriamente amenazado por los populismos extremistas a derecha e izquierda. La pinza de Sánchez y Abascal, como se está viendo, conduce al desastre. Entre las previsiones sucesorias, figura de forma destacada el moderado y experimentado político gallego Alberto Núñez Feijóo, una garantía de estabilidad y buen juicio, capaz de corregir los abusos del sanchismo. Los críticos del PSOE, por fin movilizados, no sueñan de momento con seguir en La Moncloa, que se antoja imposible, sino con recuperar el partido. No es tarea fácil. Pedro Sánchez pretende dejarlo todo «atado y bien atado». Entre los nombres que se barajan para la sucesión, se abre paso el del joven dirigente madrileño Juan Lobato. Además de renovar, se busca en todos los casos abrir camino.