El trípode

Los «progresistas» Puigdemont, Otegi y Junqueras

La verdad y la mentira no existen para el sanchismo, y con sus «cambios de opinión» no puede hablarse ni de ética ni de moral

De hoy en un mes está previsto comenzar el debate de investidura del candidato Alberto Núñez Feijóo, vencedor de las elecciones generales del 23J. Aunque es una victoria que es preciso reconocer que generó gran decepción entre el electorado de centroderecha, dado el excesivo optimismo generado por unos sondeos que unánimemente daban vencedor al PP con una mayoría suficiente para gobernar, bien solos o mediante pacto con Vox. Es oportuno y conveniente recordarlo en todo momento, porque Sánchez todavía no ha reconocido esa victoria, permitiéndose desde entonces y hasta hoy, aludir al «triunfo de los progresistas», es decir de los españoles que «no quieren retrocesos en sus derechos».

La propaganda del sanchismo debidamente engrasadas sus terminales mediáticas con todo tipo de subvenciones y ayudas, se encargan de hacer creer que ese resultado es efectivamente un triunfo del «progresismo». Calificar como tales a Puigdemont, Junqueras y Otegi, en cuyas manos está la suerte de Sánchez, exige alguna clarificación al respecto. El residente en Waterloo es un dirigente político que como presidente de la Generalitat y como tal, el «representante ordinario del Estado en Cataluña», organizó y ejecutó un auténtico golpe contra ese mismo Estado constitucional al que representaba. A diferencia de su vicepresidente Junqueras, que al menos dio la cara y no huyó, Puigdemont tras los 8 históricos segundos de vigencia de la DUI, se fugó en el maletero de un coche y ahí sigue prófugo de la Justicia.

Muy «progresista» no parece la conducta de ser un golpista y prófugo, pero el sanchismo así lo califica. Junqueras al menos dio la cara, y tras ser juzgado y condenado por el TS, Sánchez lo indultó sin arrepentimiento ninguno por su parte y asegurando, eso sí, que «lo volverán a hacer». Por su parte Otegi fue miembro activo de ETA, juzgado y condenado por terrorismo, y sin arrepentimiento ninguno por ese pasado terrorista se presenta como miembro de la «izquierda separatista y republicana». Esos tres personajes políticos son los «progresistas» valedores de Sánchez para seguir en la Moncloa. Por supuesto a ellos hay que «Sumar» a Yolanda Díaz, cuyo progresismo es conocido: muy recomendable para ello, leer su antológico prólogo a la edición especial del «Manifiesto comunista» de Marx y Engels de 1848, que el PCE editó en 2021 para conmemorar su centenario.

En la Historia de España, este episodio del que somos testigos tendrá el juicio que merece. La verdad y la mentira no existen para el sanchismo, y con sus «cambios de opinión» no puede hablarse ni de ética ni de moral en su política.