Parresía

Puigdemont is back

El hecho es que, a estas alturas de la semana, Puigdemont tiene la llave de la gobernabilidad de nuestro país e incluso tiene la iniciativa de mover ficha y desafiar a Pedro Sánchez

Ya es oficial. Muy pronto tendremos por aquí, de vuelta, al fugitivo Carles Puigdemont reconvertido en candidato oficial de Junts «para culminar el proceso de independencia», «para acabar el trabajo», según ha dicho él mismo en Francia ante sus fieles, cual estrella de rock de culto, en su primer acto de precampaña. Compareció muy sonriente ayer, yo diría que eufórico, esgrimiendo un argumentario muy pesado, muy trasnochado, de la aportación histórica de Cataluña a la Humanidad, para luego proponer a ERC nada menos que una candidatura única del independentismo, el próximo 12 de mayo. ¿Le hará caso ERC? A juzgar por los últimos acontecimientos y meses de convivencia en el Parlament, por el adelanto electoral de Pere Aragonés para neutralizar a Puigdemont y por el último CIS catalán, ésta que os escribe, hoy por hoy, no ve factible alianzas de ningún tipo. Del mismo modo que, por desgracia, este PSOE y este PP no van a hacer piña contra quienes quieren romper España.

En todo caso, parece mentira cómo este personaje del extrarradio político, con causas abiertas por terrorismo y traición, ha podido convertirse, gracias a solo 7 escaños, en un líder rehabilitado y esencial para la supervivencia de este Gobierno.

La gran pregunta es si el equipo jurídico que asesora a Carles Puigdemont decidirá enviarle a cruzar la frontera antes de que la ley de amnistía entre en vigor. El show puede ser grandioso si Puigdemont se nos presenta aquí y los jueces deciden detenerle. Sería el acto supremo de su campaña electoral, desde luego. Y los magistrados no se quedarían de brazos cruzados, a sabiendas de que Puigdemont les ignora por completo. A sabiendas también de que el Poder Judicial ha confirmado que la Ley de Amnistía es inconstitucional, porque socava la igualdad de todos los españoles.

El hecho es que, a estas alturas de la semana, Puigdemont tiene la llave de la gobernabilidad de nuestro país e incluso tiene la iniciativa de mover ficha y desafiar a Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno, en su particular huida hacia delante, habla de la candidatura de Puigdemont como si fuera algo ya caduco y se centra, básicamente, en pedir la dimisión de Isabel Díaz Ayuso. Feijóo subraya que nos gobierna un Ejecutivo secuestrado por el independentismo y anuncia una investigación a «la casa» del presidente. Hay un abismo entre los dos principales partidos constitucionalistas y se escenifica, con muy malas formas, cada semana en el Hemiciclo. Esta crispación política de la que todos ellos se quejan ante nuestras cámaras, pero siguen alimentando con sus intervenciones, puede alcanzar límites desconocidos cuando el líder supremo de Junts vuelva a estar entre nosotros. Una vez más, la realidad superará a la ficción.