Opinión

Putin, gracias por hacer una OTAN más fuerte

La superioridad en el gasto militar de la Alianza respecto a Rusia aumentará con el ingreso de Suecia en el club

Las cumbres de la OTAN solían consistir en una especie de toma y daca entre Estados Unidos y el resto de aliados para arrancar un mayor compromiso en el gasto en defensa. Pero desde que Vladimir Putin ordenó la invasión de Ucrania en febrero de 2022, la situación geopolítica en Europa ha dado un vuelco total. Los países han reforzado el gasto en Defensa, entre ellos España, aunque todavía están por debajo del objetivo del 2%. En cualquier caso, el aumento del presupuesto militar ha dejado de ser un tema de discusión entre los aliados para ser una meta abrazada por todos. No es el único acuerdo que ha concitado Vladimir Putin entre los miembros de la organización militar en estos 500 días de conflicto armado.

El presidente ruso lanzó su «operación especial» contra Ucrania porque quería menos OTAN, pero ha conseguido el efecto contrario. La víspera de la cumbre de Vilna, Turquía desbloqueó el ingreso de Suecia como 32º miembro de la Alianza Atlántica. La ampliación de la OTAN sigue a la entrada de Finlandia en abril y representa una renovación del compromiso de la defensa colectiva en Europa. La adhesión de Estocolmo es otra consecuencia imprevista de la errática y temeraria invasión militar rusa en Ucrania. El giro de Suecia va más allá del rediseño de la arquitectura de seguridad construida tras la Segunda Guerra Mundial. Estocolmo tiene una larga historia de neutralidad que se remonta a dos siglos atrás. La última vez que libró una guerra fue en 1814 (una breve contienda contra Noruega) y evitó participar directamente en las dos guerras mundiales del siglo XX. El país escandinavo superó los 45 años de Guerra Fría sin entrar en la lógica de bloques, pero el reino nórdico se toma muy en serio su integridad territorial y la seguridad de sus 10,4 millones de habitantes. Dos realidades que se han visto directamente amenazadas por la guerra de conquista de Putin en Ucrania. Como consecuencia, la alianza militar más poderosa de la Historia va a serlo más, con la próxima adhesión de Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. La Alianza ya disfruta de una abrumadora superioridad sobre Rusia en cuanto a su presupuesto de defensa colectiva -unos 930.000 millones de euros frente a unos 59.000 millones- y ahora esta ventaja va a ampliarse con la entrada de uno de los países más ricos.

El Kremlin sigue muy de cerca las cumbres de la OTAN y para ellos ha sido una mala noticia la adhesión de Suecia a la Alianza. Más relajados se han quedado después de que los aliados hayan rechazado una invitación a Ucrania para entrar en la organización militar y se hayan conformado con un vago compromiso a futuro «cuando se den las condiciones». Mucho han debatido los aliados sobre la idoneidad acoger a un país en guerra. No es lo normal. Preocupa el Artículo 5 y la posibilidad de que los aliados se vean arrastrados a una guerra directa con Rusia. Pero todos saben que el camino para la adhesión no es fácil para un Estado como el ucraniano con un conflicto abierto y con una serie de reformas pendientes. El Artículo 5 solo se aplica a los miembros de pleno derecho. La invitación hubiera sido una formalidad. Ucrania, un país sometido de manera inmisericorde al terror ruso se merecía un gesto valiente. Los ucranianos luchan contra Rusia por su libertad, pero también la nuestra.