A pesar del...
Lo que defiende Warren
Warren mintió, una vez más, dejando caer que solo gastaría el Estado para siempre el 2,1 % del PIB, «ni más ni menos»
En una surrealista comparecencia ante los medios sin los medios, Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, perpetró todos sus trucos para «informar» de que España no tendrá que gastar el 5 % del PIB en defensa. El presidente habló de «éxito».
Dicho éxito es dudoso, porque Warren se ha comprometido a subir el gasto hasta el famoso 5 % de hoy a 2035. Incluso sus otrora fieles de El País lo reconocieron: «La solución pasa por mantener con carácter general el objetivo del 5%, pero interpretándolo con flexibilidad, de forma que España podrá dedicar a defensa el porcentaje del PIB que considere necesario, siempre que cumpla con los Objetivos de Capacidades militares que fueron aprobados por los ministros de Defensa de la OTAN». Tales objetivos, como recordó LA RAZÓN, son secretos, y por eso España será examinada cada año para ver si va cumpliendo con la senda que lleva al 5 %, mientras que Warren mintió, una vez más, dejando caer que solo gastaría el Estado para siempre el 2,1 % del PIB, «ni más ni menos». Warren solo ganó tiempo, aunque, eso sí, considerando que tiene poco, y tiene mucho que ocultar, se entiende que haya celebrado el acuerdo con la OTAN.
La argumentación de Warren reviste interés para entender qué cosa está defendiendo realmente. Por supuesto, el 5 % no es un dato técnico, sino que es un porcentaje tan arbitrario como cualquier otro, solo fijado como resultante de un conjunto de fuerzas políticas desencajadas porque EE UU presiona para que los contribuyentes europeos paguen más de lo que pagaban hasta hoy.
Warren fingió que gastar más «es incompatible con nuestro Estado del bienestar y nuestra visión del mundo» y que llegar al 5 % «resultaría imposible a menos que se eleven los impuestos a las clases medias, se recorten los servicios públicos y los subsidios sociales a sus ciudadanos». Lo primero es simulación, y lo segundo es verdad, pero lleva a preguntarse por qué no quiere Warren subir los impuestos a la clase media cuando no ha hecho otra cosa desde que llegó a la Moncloa. La respuesta es que esa subida superaría el umbral de tolerancia necesario para engañar al pueblo, y derrumbaría catastróficamente sus perspectivas electorales.
Lo que defiende Warren, por tanto, es a él mismo.