Insensateces
Que vengan
A mí los de Abascal me preocupan exactamente la nada, pero a Ramón me gustaría que alguien lo salvara de este papelón si fundamento
Dicen los de la Nasa que van a ir a un planeta que aún no conocemos y que vamos a ver cosas inimaginables, dato que nos alegra a los que pensamos que, si vienen los extraterrestres o cae un meteorito gordo, tampoco va a pasar nada porque nos vayamos a tomar por saco. De hecho, si cae el pedrusco, que sea letal. Golpetazo. Hasta luego. Y si vienen las naves espaciales, que sean platillos volantes, repletos de enanitos verdes con trompetillas. Luego ya, al rato, que se conviertan en calamares gigantes y nos metan el tentáculo por la boca pero, de entrada, que mantengan las formas. Educación, se llama. Tienen que venir ya y salvar a Ramón Tamames. Si yo llego a la edad que tiene Tamames, les pediría a mis seres queridos que alguien me rescate antes de acabar defendiendo una moción de censura de Vox que hasta los propios de Vox ya se están percatando de que no ha sido buena idea. A mí los de Abascal me preocupan exactamente la nada, pero a Ramón me gustaría que alguien lo salvara de este papelón si fundamento. Por respeto y por cariño, porque ya son tantos años de profesión que ya hemos coincidido en algún ratito. Y luego, que me lleven a mí también a algún planeta lejano donde haya un Ministerio que no se gaste dinero en explicarnos (como si fuéramos tontas) que se puede tener sexo con la regla. Me dirán que las nuevas generaciones han aprendido patrones heteropatriarcales y, les digo, puede que estemos dando pasos hacia atrás, pero que estas posibilidades, ya las conocemos las mujeres de cincuenta y muchos. Tener sexo con la regla pertenece a la intimidad de una persona que, puede que le parezca bien o que no tenga esos días cuerpo para farolillos, y que no pasa nada. Y que hoy es el Día del Padre, y que, respetando a todas las nuevas formas de familia, yo tuve padre. Que aunque no fue el mejor, me voy a acordar mucho de él. De todos los millones de defectos que tuvo como padre y como marido, pero de las muchas veces en las que le he echado de menos. Le he perdonado. Ese es mi triunfo. Y tranquilos, que ya no tengo la regla.
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