Parresía

¿De quién depende Leire?

Me ha reconfortado escuchar la opinión de Madina y de otros que, como él, se rebelan contra las prácticas oscuras de esos personajes turbios y de quienes están detrás

Hoy nos tocará estar atentos, en Barcelona, a la conferencia del pinganillo, seguro que con escenas para enmarcar. Y este domingo, veremos en qué se traduce la capacidad de convocatoria del PP en las calles de Madrid. De estupor vamos sobrados los españoles. Apuramos una semana desgraciadamente inolvidable, con su episodio impactante, surrealista. Tan histórico como lo fue, en su momento, el icónico «que te pego, leche» de Ruiz-Mateos. Con su clímax en la rueda de prensa y posterior circo explosivo alrededor de esa mujer de melena y mirada extrañas llamada Leire Díez que, aun pareciendo al 100% una fontanera del PSOE, se autodenomina periodista de investigación.

Pretende que nos la creamos pero, cuanto más habla en su gira mediática, menos lo consigue. ¿De quién depende Leire? La botella es de cristal y ves que contiene leche, la hueles, la saboreas. Sabes que aquello es leche, aunque te digan lo contrario. Los españoles no somos gilipollas (coincido, Almeida).

Es muy posible que pasado mañana nos impacte otro escándalo -lo explicaba por la tele la propia Leire el otro día, confiada en que la olvidaremos pronto- pero esta semana, desde luego, nos ha quedado clarísimo su vínculo con la actual cúpula sanchista, que ni siquiera ha dado el paso simbólico de expulsarla. Aunque solo sea por pura observación, sabemos quién es quien en este lamentable show de seres cloaqueros que se han dedicado a buscar posibles trapos sucios de miembros de la UCO y de fiscales molestos para La Moncloa.

¿Por qué la vicepresidenta Yolanda Díaz dice, simplemente, que «no tiene opinión» sobre lo que pasa con Leire Díez? ¿Por qué todavía no ha exigido a Sánchez que comparezca? ¿Y qué me decís de esos otros socios del Gobierno que ni abren la boca? ¿No les avergüenza a PNV y Bildu que el Gobierno se haya dedicado a promocionar bulos… sabiendo que lo son?

¿Por qué no acepta Pedro Sánchez preguntas de la prensa desde hace tropecientos días? ¿Por qué se esconden también María Jesús Montero, Marlaska, la responsable de la Guardia Civil? ¿Por qué el ministro Óscar Puente, después de tantos días callado, ha reaparecido en las redes para atacar a su compañero de partido Eduardo Madina? ¿Pretende acaso una guerra civil socialista?

Me ha reconfortado escuchar la opinión de Madina y de otros que, como él, se rebelan contra las prácticas oscuras de esos personajes turbios y de quienes están detrás.

Los españoles sabemos bien quién es Madina. ETA le puso una bomba lapa de las de verdad, en 2002. Se quedó sin una pierna y, francamente, no ha hecho de aquello su eslogan vital. Aquí, el resentido no es él.