El canto del cuco

¿Quién teme a la derecha?

Para asustar a los incautos se agita sin parar el espantajo de la extrema derecha

Salta a la vista que el Gobierno es una jaula de grillos. El presidente Sánchez asegura, sin embargo, que es un Gobierno fuerte y sólido, dispuesto a durar hasta el final de la legislatura. Aduce como prueba convincente la cantidad de leyes aprobadas, incluida la de Presupuestos, con mayoría holgada. Los socios de dentro y de fuera han mostrado, a pesar de las diferencias, su respaldo a este Gobierno plural y de izquierdas. Nada impide hacer planes para después de las elecciones con el mismo modelo «progresista». La derecha puede esperar sentada. Pedro Sánchez sueña con durar, que es su máxima aspiración en la vida, además del juicio que merezca de la posteridad.

No se adelanta nada con bajarle los humos. Es un hombre que tiene una inmensa fe en sí mismo. Además, en lo de la estabilidad del Gobierno que preside lleva bastante razón. Ahí está, tan campante, a pesar de lo del «sí es sí» y de todo lo demás. Es algo extraño, portentoso, pero cierto. Se ha comprobado que entre el PSOE, aunque sea lo que queda de él, que se conoce como «sanchismo», y Unidas Podemos hay poco en común. Discrepan radicalmente en los grandes asuntos de Estado: Monarquía, política exterior, Defensa, Orden Público y, como se ve, tampoco concuerdan en política feminista e ideología de género. ¿En qué están de acuerdo en la mesa del Consejo de ministros? ¿En la cuestión catalana? Debe de ser difícil ponerse de acuerdo en algo.

Ante esta contradicción clamorosa, la pregunta es: Aparte del afán de poder, ¿en qué se sustenta el «Gobierno frankenstein», con su inequívoca voluntad de repetir la experiencia si las urnas lo permiten? Uno llega a la inquietante conclusión de que se debe a tres cosas: al odio, el desprecio y el miedo a la derecha. Esa es la argamasa que mantiene en un frente común a las izquierdas y a los nacionalistas periféricos. Se trata de cortar el paso a la derecha, del «¡No Pasarán!». Es el odio característico con que nos miramos los españoles ,según Pio Baroja; nuestra vieja afición, según Jiménez Lozano a «pintar retratos al odio»; la terrible alianza española del odio y la envidia, además del desprecio al otro, generado por la falsa superioridad moral de la izquierda, muy ostensible en el influyente mundo de la farándula. Y queda el miedo a la derecha. Para asustar a los incautos se agita sin parar el espantajo de la extrema derecha. Dice Cervantes que el miedo tiene muchos ojos y hace que las cosas no parezcan lo que son.