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«De Bellum luce»

Rajoy y la pequeña madeja «casadista»

Hoy no hay «barones» críticos con Génova, hay algún diputado nervioso por su futuro, pero lo justo

Mariano Rajoy siempre ha sido buen compañero de tertulia de sobremesa y, a diferencia de José María Aznar, él sí sigue manteniendo buenos contactos con diputados y dirigentes de su partido todavía en activo. Esta misma semana estuvo de comida de chascarrillos con algunos de ellos mientras en el Congreso se celebraba la segunda moción de censura de Vox contra el presidente del Gobierno. Y ahí salió a relucir, entre otros temas, el debate sobre si el hoy líder nacional estaba acertando o no con su decisión de ausentarse del Congreso de los Diputados y abstenerse en la votación. Claro que en ese círculo hubo voces que cuestionaron la posición oficial de Génova, pero sin más recorrido que el de comentarios del momento en el que se alargan los postres.

El minuto y resultado del debate parlamentario ha dado la razón a Génova, aunque este episodio, como algún otro que se ha producido en los últimos meses, también ha servido para que se sienta el ruido que hacen los que todavía se consideran meritorios para reivindicarse como «casadistas». Son sobre todo diputados, porque hoy las organizaciones territoriales, que es donde realmente se mueve el poder orgánico, son un escudo de hierro para el presidente nacional del PP. Por precisar aún más, los que se dicen «casadistas» son colocados por Casado en las listas, y que ahora temen quedarse desubicados en el proceso de elaboración de las nuevas candidaturas.

Por eso enredan, y porque tampoco coinciden plenamente con las decisiones y postulados ideológicos del nuevo mando. La voluntad de esta dirección es que nadie se quede descolocado en la transición «al PP de gobierno», y aprovechar los nuevos equipos autonómicos y municipales para ajustar piezas en el tablero y abrir huecos para perfiles más identificados con el proyecto «de mayoría» con el que se presentará el político gallego a las urnas. Hoy no hay «barones» críticos con Génova, hay algún diputado nervioso por su futuro, pero lo justo, porque la previsión de ensanchamiento en escaños y en gobiernos facilita mucho el ajuste y la renovación de la plantilla. La expectativa de tocar poder también ayuda a poner sordina a la división entre el ala más conservadora, y animada a hacer guiños a Vox, y el sector moderado, en el que siempre se ha encasillado a Feijóo o al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. La amenaza por este flanco es más externa que interna porque hay resortes que se resisten a no «calentar» el clima de la opinión pública con los temas que creen que son su bandera.

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