La situación

Los recortes que vienen

«Si se produce un cambio en el gobierno, al recién llegado le tocará pagar la cuenta que dejó pendiente el gobierno anterior»

No es la primera vez que nos lo advierten, pero sí estamos ante el aviso más serio de los últimos meses: en Alemania, la paciencia empieza a ser un bien escaso y ya nos dicen que el descontrol de la deuda debe terminar.

En la crisis financiera que empezó en 2008, Bruselas obligó al presidente Zapatero a renunciar a su inquebrantable fe keynesiana de que escaparíamos del problema gastando más. En mayo de 2010, el gobierno socialista congeló las pensiones y bajó el sueldo a los funcionarios, entre otras medidas de recorte. Y lo hizo con el voto acrítico del entonces diputado Pedro Sánchez.

En la crisis provocada por la pandemia y la posterior guerra de Ucrania, el presidente Pedro Sánchez ha tenido el apoyo de Bruselas para, como gustaba decir a su ex vicepresidente de Podemos, «gastar, gastar y gastar». Y eso ha hecho en estos años para aliviar las consecuencias de los apuros económicos. Sin embargo, hace meses que algunas voces de la capital comunitaria advierten de que conviene empezar a gastar menos. Y ahora llega la voz que de verdad se escucha en Europa: la de Alemania. Su gobierno –presidido por un socialdemócrata compañero de Sánchez en la Internacional Socialista– se ha puesto serio y nos avisa de que una deuda y un déficit incontrolados derivarán en una deuda y un déficit incontrolables.

Sánchez tratará de manejarse en Bruselas para retrasar cualquier control del gasto hasta después de las elecciones generales. Y, probablemente, lo conseguirá. Pero el día llegará. Si para entonces Sánchez sigue en Moncloa, le corresponderá establecer los recortes que ordene la Comisión Europea, como a Zapatero. Si, por el contrario, se produce un cambio en el gobierno, al recién llegado le tocará pagar la cuenta que dejó pendiente el gobierno anterior, como le ocurrió a Rajoy en 2012, y asistiremos a un repentino renacimiento de las protestas callejeras, que tan generosas –por inexistentes– han sido con la coalición durante estos años.

De momento, hay barra libre. Pero se acerca la hora de ajustar cuentas, y de que el lema «gastar, gastar y gastar» se someta a revisión.