Biblioteca Harley-Davidson

Resplandeciente

Pocas veces he sido testigo de lo que podríamos llamar un concierto autobiográfico como ese. Resplandeció la música

Creo que mi deber como cronista es informarles de que el cantante galés Tom Jones está de gira (¡con 83 años!) por el mundo este verano. Tuve oportunidad de presenciar ese hecho hace unos días y quedé maravillado.

Hay que aclarar que, probablemente por deformación profesional, tiendo a ver este tipo de conciertos y shows desde un punto de vista estrictamente técnico y no emocional. Acudo a ellos para explorar hasta qué punto la biología supone una merma de facultades para la primera generación del pop que entra en la ancianidad.

Y también para aprender de las estrategias que sigue cada artista de cara a enfrentar esas adversidades naturales. Imagino que, por edad, lo hago por interés propio.

Tom Jones fue un cantante de la época dorada del pop mundial. Desde 1965, tuvo varios números uno y se distinguió por tener una voz rotunda, de mucho pulmón, con una facilidad negroide inesperada para el minero galés de humilde origen que era.

A sus 83 años, el señor Jones, salió bajo los focos, saludó al público y cantó la primera canción sentado al borde del escenario. Escogió un tema de gran dificultad de ejecución perfectamente pensado. Una balada negroide, que requería un vozarrón y mucho pulmón, cuya letra contaba cómo los años le habían convertido en más sabio y más viejo. Regiamente, marcó el territorio. Constató que él, a sus 83 años, poseía todavía una garganta y un pulmón de una potencia tan prodigiosa que el resto de los mortales nunca tendremos ni aún en la plena vitalidad de los veinte años. Luego se puso de pie y las cosas ya solo pudieron ir hacia arriba. Nos contó su vida a canciones.

Pocas veces he sido testigo de lo que podríamos llamar un concierto autobiográfico como ese. Resplandeció la música. Jones vestía una sencilla camisa, sin abalorios. Pero hizo que, por comparación, cualquier cantante actual joven fuera como tener de mascota a una piedra.