Parresía

El saludo evitado

Esa falta de empatía, tan significativa, vuelve a poner de manifiesto la actitud vital del presidente del Gobierno

Hoy tocaba plasmar un par de impresiones sobre la moción de censura de VOX, con Ramón Tamames como candidato. Dicen las encuestas que esta moción no era necesaria para la gran mayoría de los españoles, que apenas nos ha hecho cambiar de opinión, que VOX ha salido perdiendo. El PP de Feijóo argumenta que ha sido un circo de dos días, un regalo inexplicable de VOX al Ejecutivo, una pérdida de tiempo. ¿A quién le ha salido a cuenta el montaje, entonces? Para empezar, al profesor Tamames. Ha aprovechado su fugaz protagonismo mediático, gracias a los de Abascal, para reivindicarse como uno de nuestros últimos políticos supervivientes de aquella España que un día fue capaz de generar concordia y, de paso, se ha sacado ya unos cuantos euros vendiendo barato en las redes, cual souvenir histórico, el discurso que pronunció en el Congreso. Hay que reconocerle una memoria y una capacidad de orador más que notables, a sus 89 años, respondiendo a cada grupo parlamentario. Ya las quisieran para sí muchos de esos diputados que sonreían, con sorna, ante sus amonestaciones. Al Gobierno, Tamames le recordó unas cuantas verdades dolorosas, sin faltar al respeto. A Pedro Sánchez le regañó por sus largas intervenciones, en su opinión carentes de voluntad de diálogo, tirando de «tochos» de folios preparados por sus asesores. Le acusó de querer resucitar la crispación de la España del 36, le recomendó dejar la Historia a los historiadores, aliarse con otros socios… En fin, demasiadas críticas para el presidente del Gobierno. En un gesto que no le honra, Sánchez evitó saludar al ponente al finalizar la moción. Las cámaras lo captaron. Mira que todos se acercaron a darle la mano al vetusto Tamames –separatistas y lo contrario–, por pura educación. Esa falta de empatía, tan significativa, vuelve a poner de manifiesto la actitud vital del presidente del Gobierno. Ya había cumplido sus objetivos patrios: horas de presencia televisiva en periodo preelectoral, una moción surrealista de la derecha y, de paso, un empujón estratégico a Yolanda Díaz para arrinconar a esos ministros de Podemos que le entorpecen la gestión. Ahora piensa en Europa, en Xi Jinping, en su oportunidad de engrandecerse ahí fuera.

A Yolanda Díaz, con la gracia de Sánchez, también podemos considerarla ganadora. Le sonríen todas las formaciones del ala izquierda, pero le queda lo más importante: conseguir la presencia nacional, la bendición podemita, y eso está por verse. Díaz celebró, de blanco y rosa, en el hemiciclo, su puesta de largo como candidata, ante la seria mirada de Irene Montero. Será muy interesante descubrir cuáles son las verdaderas cartas de la gallega en la proclamación de su candidatura, el próximo 2 de abril.