A pesar del...

Samba de Albertinho y bolero de Warren

El problema de fondo no es que sea todo mentira. Eso es normal en el caso de Warren. El problema es que va a utilizar todos los recursos del poder, que son muchos, para conseguir que aumente el alicaído número de sus fieles

Albertinho Feijoada, el presidente carioca del Partido Popular, se ha arrancado a bailar una samba fiscal. Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, le ha respondido con un bolero progresista. ¿Qué podría salir mal?

No cabe esperar de la samba de Albertinho una política de alivio transversal a los contribuyentes. Defendió una fiscalidad «específica» para el medio rural, para que «los impuestos no sean un problema para vivir» allí, como si no fueran un problema para vivir fuera de los pequeños municipios. Esta ingeniería fiscal, plagada de peligros y consecuencias no deseadas, también la practica en sus ideas generales, porque ha sugerido recuperar la deducción por compra de vivienda, y la creación de un fondo entre el Gobierno y la banca para ayudar a las rentas medias y bajas a hacer frente a las hipotecas. Son dos malas ideas: no hay que hacer deducciones a algunas personas sino bajarles los impuestos a todas ellas. En caso contrario, el Estado nos pierde en una casuística sin fin: ¿por qué a las hipotecas sí y a otros gastos no?

En cuanto a la patata caliente, es decir, el gasto público, la samba de Albertinho es átona; «la educación y la sanidad no son opinables», y si acaso procuraremos «evitar los gastos prescindibles». Nada más. El plan de Albertinho reza: «la estabilidad presupuestaria es la clave de bóveda del mantenimiento de los servicios públicos», lo que podría firmar cualquier socialista y proceder a subir los impuestos.

Frente a Albertinho Feijoada y su samba, Warren entona su bolero. Por un lado, tiene música celestial: «dotar derechos», «justicia social», «sanidad pública, gratuita y universal», «proteger a los trabajadores», «subir las pensiones», «reducir la precariedad laboral», etc.

Por si este aspecto del bolero, o milonga, no fuera suficiente, Warren entona proféticas advertencias, es decir, saca a pasear el dóberman. Hay un plan oculto de «los de arriba» para «recortar nuestro Estado de bienestar»; malditos «neoliberales», etc.

El problema de fondo no es que sea todo mentira. Eso es normal en el caso de Warren. El problema es que va a utilizar todos los recursos del poder, que son muchos, para conseguir que aumente el alicaído número de sus fieles. Es difícil que lo consiga, pero no es imposible. Y más aún si Albertinho le facilita la tarea.