Sin Perdón
Sánchez, el Biden del PSOE
«Estamos ante una crisis institucional que afecta a la credibilidad de la presidencia del Gobierno»
El culebrón de los mensajes entre Ábalos y Sánchez es el certificado de defunción de la legislatura. No importa que las elecciones sean este año, el próximo o que se convoquen en 2027, porque ya no controla la agenda. La derrota está asegurada y los mensajes, junto a los problemas judiciales que afectan a su familia, su partido y su gobierno, serán un compañero permanente. Es lógico que la oposición aproveche su extrema debilidad. Los mensajes han destrozado la confianza con los aliados, que ya estaba muy deteriorada. Nada puede esperar de Junts y el chantaje de la amnistía no tiene recorrido. Hay que entender que nadie se fía de él y la iniciativa política se ha trasladado a sus socios, a sus adversarios y a los medios de comunicación. A esto hay que añadir que irán surgiendo más mensajes y que los próximos años estarán marcados por los procesos judiciales. La posibilidad de que se sienten en el banquillo su hermano y su mujer es una imagen muy dura internacionalmente.
Sánchez intenta minimizar la filtración de sus mensajes diciendo que son cotilleos y casquería, pero estamos ante una crisis institucional que afecta a la credibilidad de la presidencia del Gobierno. Una cosa es que se mantenga a cualquier precio y otra muy distinta es que pueda gobernar. Por sí sola, la crisis de los mensajes es un desastre de primera magnitud, pero unida al resto de los líos certifica el final de la legislatura, aunque la alargue artificialmente. Otro aspecto importante es que destruye la confianza, que ya estaba muy deteriorada, con sus aliados. ¿A quién le interesa unir su suerte con un claro perdedor? Los mensajes muestran la estrecha confianza e intimidad que existía entre Sánchez y Ábalos. Es algo que podíamos imaginar, pero su lectura es demoledora y explica muchas cosas. Se equivoca si cree que podrá contener un tsunami político que desborda cualquier previsión. No solo no mejorará, sino que es evidente que empeorará. El PP lo tiene fácil. No tiene más que mantener una oposición dura e implacable, que es lo que haría Sánchez. Es algo que moviliza a sus votantes y su rival se ha convertido para el PSOE en lo que era Biden para los demócratas.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)