El trípode

Sánchez: el final de la España constitucional

El sanchismo está degradando el tejido institucional con una conducta política donde el respeto a la palabra comprometida, incluso bajo promesa formal dada en ceremonia pública, es violada e incumplida de manera reiterada con absoluta desfachatez.

Sánchez ofreció a la Princesa de Asturias «lealtad, afecto y respeto» por parte de su Gobierno con ocasión de su Jura de la Constitución. Lo dijo el mismo día que tres de sus ministros no quisieron asistir al solemne acto institucional desarrollado en el Palacio del Congreso en cumplimiento del artículo 61 de la Constitución. Incluso una de ellas, la secretaria general podemita y ministra, Ione Belarra, colgaba un mensaje en las redes en el que afirmaba que «trabajaba para que Leonor no llegara a reinar». Esa afirmación es absolutamente inaceptable en una persona que reúne esa doble condición de ministra y diputada, constituyendo un muy grave delito que es incompatible con el ejercicio de su responsabilidad pública.

La Monarquía Parlamentaria es la forma de Estado establecida en la Carta Magna, con el Titulo II íntegramente dedicado a la Corona. Como ministra, Belarra ha prometido «cumplir y hacer cumplir la Constitución», así como «lealtad al Rey» ante él mismo en la Zarzuela, y fue nombrada por Real Decreto firmado por S.M. Por esas responsabilidades cobra un sueldo como ministra y otro como diputada.

El sanchismo está degradando el tejido institucional con una conducta política donde el respeto a la palabra comprometida, incluso bajo promesa formal dada en ceremonia pública, es violada e incumplida de manera reiterada con absoluta desfachatez. Pero la deslealtad sanchista no acababa ahí por cuanto en esa misma jornada, Sánchez cerraba personalmente un acuerdo con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, de ERC, formación que, al igual que él, también estuvo ausente de la solemne ceremonia de Estado por su rechazo a la Corona. En premio a esa conducta, el acuerdo cerrado es para amnistiarles de todos los delitos cometidos al organizar y ejecutar el golpe de Estado de 2017, incluidos los violentos y salvajes CDR y los responsables del «tsumami democratic» procesados por terrorismo.

El presidente en funciones Sánchez es el primero que es derrotado en unas elecciones generales desde hace 27 años, cuando Felipe González, vencedor en cuatro previas sucesivas, quedó a muy escasa distancia de Aznar. Por cierto, que renunció a intentar la investidura pactando con la IU de Julio Anguita, permitiendo lo hiciera el ganador. Eran otros tiempos, otros partidos y otros políticos. Y también otra sociedad, otra España.

Ocho vocales del CGPJ han firmado una petición para celebrar un Pleno del Consejo que aborde la amnistía por suponer «la abolición del Estado de Derecho». La autocracia sanchista es el final de la España constitucional.