Eleuteria

Sánchez y Massa

Apoyar a Sergio Massa, actual ministro de Economía y responsable de haber disparado la inflación hasta una tasa cercana al 150%, es una opción como poco torpe

Pedro Sánchez decidió el pasado martes apoyar públicamente al candidato peronista a la presidencia de Argentina, Sergio Massa. Se trata de un movimiento poco habitual en un presidente del Gobierno dado que, si finalmente Javier Milei resultara electo, las relaciones internacionales entre ambos países podrían resentirse significativamente.

No sólo eso: apoyar a Sergio Massa, actual ministro de Economía y responsable de haber disparado la inflación hasta una tasa cercana al 150%, es una opción como poco torpe para un líder político que gusta sacar pecho de su capacidad de gestión. ¿Por qué entonces Sánchez ha hecho lo que ha hecho? Pues, por extraño que parezca, por razones de política interna. Sánchez ha llegado a la investidura habiendo traicionado totalmente su palabra prometiendo tramitar una ley que ataca el estado de derecho en España. ¿Y cómo pretende justificar su desvergonzada mendacidad y sus pretensiones autoritarias? Pues, tal como hizo ayer en su discurso de investidura, alzándose como un defensor de la democracia y del progreso frente a la ola reaccionaria global que amenaza con retrotraernos al Medievo.

Si la alternativa a mentir y a atacar el estado de derecho es el gobierno de la ultraderecha, entonces la mentira y el ataque al estado de derecho quedan convalidados. En las propias palabras de Sánchez: “Las circunstancias son las que son y toca hacer de la necesidad, virtud. Sí, de la necesidad, virtud. Por dos motivos de interés general [vamos a aprobar la amnistía]. Primero, para consolidar los avances logrados en estos últimos cuatro años y seguir avanzando por la senda de la convivencia y del progreso (…) Para evitar que España retroceda, para lograr que nuestro país siga avanzando y que sea una inspiración también para otras muchas sociedades europeas que ven cómo avanza la ola reaccionaria, también arropada por el Partido Popular de esos otros países”. Es aquí donde encaja sus críticas a Javier Milei y su posicionamiento junta a Sergio Massa. Si Milei forma parte de ese fenómeno reaccionario global que amenaza nuestras libertades, entonces Massa es el equivalente de Sánchez dentro de las fuerzas del bien. De ahí su apoyo: no porque crea que Massa sea lo mejor para los argentinos –que no lo es– sino porque es la mejor forma de construir su tramposo relato interno.