Y volvieron cantando
Señalar camas para atacar sillones
Tal vez la legislatura no sea corta, pero desde luego tampoco será indolora
He de confesar que, desde que comencé a realizar coberturas de información política allá por el año noventa con el llamado congreso de la refundación del PP y la posterior ruptura del techo electoral de Fraga por parte Aznar, no he contemplado una situación política ni por asomo tan envilecida como la que en estos momentos vive nuestro patio nacional. Ni en los peores tiempo de los Gal, las Filesas, los Eres o las Gürtel se llegaron a traspasar líneas rojas tan nítidas en una democracia que se precie de madura, como son el señalamiento a ciudadanas o ciudadanos anónimos para atacar a allegados con responsabilidades políticas, o directamente la puesta en marcha del riego por aspersión del detritus con la única intención de confundir al personal equiparando escándalos de presumible gran envergadura con actitudes que se quedan en poco éticas, para crear un inmenso lago de pegajoso asfalto en el que todo lo que suponga actividad política queda bajo sospecha de corrupción.
Resulta como poco inquietante contemplar la salida en tromba de miembros del gobierno, desde la portavocía de la propia Moncloa, pasando por las andanadas desde bancos azules de Congreso y Senado atacando a la presidenta de una comunidad autónoma a propósito de las actividades investigadas a su pareja y sobre las que no se pueden pedir responsabilidades políticas al no mediar influencia del gobierno regional –hablamos de un PARTICULAR con mayúsculas– a lo que se añade la más que fundada sospecha sobre la que se pronunciarán los tribunales de la puesta de estamentos estatales al servicio de una causa partidista. Tal vez por ello se hace más perentoria la pregunta sobre si vale la pena tanta tensión sobre los filamentos institucionales a los que de forma inédita también se esta enfrentando y si realmente alguien –desde luego no los ciudadanos– sale beneficiado transformando la guerra política convencional en guerra química. El aviso de ayer en el Congreso por parte del jefe de la oposición al jefe del gobierno sobre la intención de agilizar investigaciones parlamentarias y/o judiciales sobre actividades de la esposa de este último ha sido toda una declaración de que el PP está dispuesto a recoger el guante, un particular sobre el que el partido de Núñez Feijóo habrá de caminar con el más objetivo y exquisito de los escrúpulos. Tal vez la legislatura no sea corta, pero desde luego tampoco será indolora.
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