Opinión
El silencio de Ábalos
Si la implicación de la presidenta de las Cortes llegase al extremo de ser investigada en la causa abierta por la Justicia, provocaría su salida de la institución.
El Partido Popular ha visto en el caso Koldo su oportunidad para desalojar a Sánchez del poder de manera anticipada. La clave no está en la implicación de Ábalos, cuestión que ya dañaría al líder socialista por su cercanía política y personal con el valenciano, sino en las sospechas que han empezado a sobrevolar sobre Francina Armengol.
Si la implicación de la presidenta de las Cortes llegase al extremo de ser investigada en la causa abierta por la Justicia, provocaría su salida de la institución. Dar la vuelta a un hecho de semejante envergadura para que no tuviera consecuencias políticas es imposible incluso para alguien, como Sánchez, que no juega las reglas de la política clásica.
De ahí que Feijóo vaya a centrar la mayor presión mediática y judicial en la gestión de las mascarillas del gobierno balear. Con el resto de la investigación, se irán conociendo detalles en los próximos días sobre contrataciones, mediadores e implicados que darán detalles sobre el modus operandi y una medida del importe del agujero que presuntamente se ha hecho.
La atención sobre Ábalos tiene el interés, además de conocer su grado de implicación, de conocer si utilizará la información sensible que asegura disponer, o al menos una parte de ella, para arrastrar a otros dirigentes o negociará con Sánchez el silencio.
En el grupo mixto no estará mal. Mantener su condición de aforado le permite ciertos privilegios procesales y estará en estrecha relación con los diputados de Podemos, con que ha tenido un grado de sintonía importante desde que ostentaba sus responsabilidades en el PSOE y en el gabinete.
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