El trípode
De Suárez y Tarradellas, a Sánchez y Puigdemont
No hay palabras para comentar esta nueva humillación a España, a su Estado de Derecho y a la autoestima de los españoles
No hay palabras para comentar esta nueva humillación a España, a su Estado de Derecho y a la autoestima de los españoles. Después de 2.474 días huido de la Justicia, Puigdemont anuncia su regreso, da un mitin y desaparece. A continuación es detenido un mosso en cuyo coche se supone se escabulló y para acabar el esperpento se activa una operación «jaula» para «enjaular» a multitud de barceloneses provocando un colapso del tráfico en todas las vías de salida de Barcelona. Entre tanto Illa, otrora considerado el representante del sector «españolista» del PSC, interviniendo en el Parlament con mensajes para complacer a sus socios del tercer Tripartito, al frente de la Generalitat. Y con Sánchez, de veraneo contemplando este bochornoso espectáculo protagonizado por quien él se había comprometido a traer a España para responder ante la Justicia de su «delito de rebelión», entre otros. Una farsa sanchista pactada con el prófugo y ERC, para poder seguir en La Moncloa con Illa en la Generalitat. Ridículo nacional e internacional de la España «plurinacional de Illa», satisfecho con su concierto económico y fiscal. Un bochornoso y humillante espectáculo para escenificar la «convivencia sanchista» acreditada una vez más por el valor de su palabra. Dijo que le traería a España y por supuesto le ha traído… para que accediera tranquilamente a un escenario público a mitinear y gritar «Visca Catalunya lliure» ante sus enfervorizados seguidores. Su indultado y amnistiado Turull le acompañó caminando tranquilamente por una calle de la ciudad para acceder al escenario preparado para él. Mientras, se producía un debate de investidura humillante para España, y que debe traer consecuencias políticas y judiciales para poder respetar y confiar en nuestro Estado de Derecho. La pregunta que se deriva de este –tan grave como vergonzoso espectáculo–, es hasta cuándo los diputados y militantes de las siglas PSOE van a seguir siendo cómplices de esta situación, apoyando con su voto que Sánchez siga causando este daño a España. Hubo en el reciente pasado, un presidente de la Generalitat que estuvo exiliado en Francia largos años como consecuencia de la Guerra Civil y que volvió a España tras la muerte de Franco, de nombre Josep Tarradellas. Regresó a España tras aprobarse la ley de amnistía de 1977 y pactar en La Moncloa con el presidente del Gobierno Adolfo Suárez facilitar una Transición pacífica al post franquismo. Llegó a Barcelona entre aclamaciones y con su famoso «Ciutadans de Catalunya, ¡ ja soc aquí !». Y consiguió el respeto de toda España. De aquella España de Suárez y Tarradellas a la actual de Sánchez y Puigdemont.
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