
Y volvieron cantando
Tezanos, esto ya no hace gracia
El CIS pasaba en otro tiempo por ser una de esas «joyitas» del Estado, manteniendo la vitola de organismo independiente
Ahora resulta que los múltiples sondeos privados no han sabido reparar –como el CIS de Tezanos– en que el PSOE ronda la mayoría absoluta alimentado –qué cosas– por los escándalos de corrupción que le atenazan, ni en que Vox está al borde del sorpaso con el PP. La broma es tan de mal gusto como que nos envuelve la nostalgia. El CIS pasaba en otro tiempo por ser una de esas «joyitas» del Estado, manteniendo la vitola de organismo independiente y con la única función de testar estados de opinión entre la ciudadanía, con independencia de intereses puntuales de partido o coyunturas políticas varias; eso era todo. Se contemplaba como ese oráculo incontestable que abría los ojos de sesudos analistas de la demoscopia y se colaba entre las guardias pretorianas de los partidos, organizaciones empresariales y asesores de todas las instituciones, incluida la propia Corona. Era, en definitiva, una incontestable prueba del algodón de la que respondía un elenco de funcionarios altamente cualificado e independiente. Hoy, esos servidores públicos son igualmente eficientes e independientes, con la salvedad de que su escrupulosa labor es convenientemente tratada y procesada, en especial por una cabeza ya demasiado visible que poniendo esos trabajos al servicio de unos muy concretos intereses políticos ha terminado, no solo por desacreditar a este organismo en otro tiempo ejemplar, sino por comprometer el papel de estos funcionarios y, en consecuencia, sembrar el lógico magma a propósito de las dudas sobre unos dineros públicos que acaban financiando un estamento manipulado, sin credibilidad y ausente y de las portadas de prensa e informativos de radio y televisión, salvo para destacar la anécdota de un nuevo engendro fruto de otra burda manipulación, carne de cañón para tertulias y columnas de opinión.
El CIS de Tezanos desacredita a un sector de la demoscopia que demuestra su seriedad con estudios serios y contrastados, pero sobre todo supone un lamentable ejemplo –uno más– de colonización institucional por parte del sanchismo, con el agravante de la utilización mes a mes del dinero de todos en favor de una muy clara y marcada estrategia política. Con su cocina en marcha, la mayoría de españoles acabarán siendo partidarios de la amnistía para Puigdemont, aplaudirán el pago de efectivo con sobres de dudosa justificación o contemplarán el caso Koldo como un bulo de alguna prensa. Todo al servicio de la verdad.
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