Cargando...

El puntazo

El trampantojo laboral

La moraleja es que el número real de personas sin empleo no está recogido en las cifras maquilladas del Ejecutivo

La frase de Churchill «un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma» es el retrato de las estadísticas oficiales de desempleo del Ministerio de Yolanda Díaz. El «hallazgo» del concepto de «trabajadores fijos discontinuos» descabaló la certidumbre que se le presumió siempre a los registros oficiales y brindó al Gobierno la coartada perfecta para moldear a su antojo el relato prodigioso de su política contra el paro. Al introducir un camelo tal por el que figuran como personas con trabajo quienes en verdad están parados suceden paradojas como la que publicamos hoy con ocho provincias españolas en las que hay más beneficiados de prestaciones laborales que desempleados. Lo paranormal se traduce en que los fijos discontinuos tienen contrato, pero sin actividad y, por eso, pueden percibir los subsidios. Legal, pero escandaloso. La moraleja es que el número real de personas sin empleo no está recogido en las cifras maquilladas del Ejecutivo.