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Anuncios autocontrolados

La Razón
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«Donde no hay publicidad resplandece la verdad», decía una famosa sección de «La Codorniz», que con humor incidía en la escasa credibilidad que por entonces tenían muchos de los anuncios de la época. Era cierto que en los medios se podían ver productos milagrosos, soluciones fantásticas a cualquier problema y todo tipo de engaños y abusos sin control. Un descrédito que tuvo que pagar durante tiempo todo el sector publicitario y muchos honrados anunciantes que debían vencer la desconfianza de sus promesas.

Hoy día hay innumerables directivas, leyes y ordenanzas que regulan hasta el mínimo detalle los mensajes publicitarios, así como distintos organismos encargados de su cumplimiento. Pero posiblemente el más eficaz no depende de ninguna administración pública, pues fue puesto en marcha por el propio sector publicitario: Autocontrol de la Publicidad, que se encarga de analizar las reclamaciones que cualquier anunciante, empresa, asociación o incluso un consumidor particular haga sobre cualquier anuncio, y dictamina si la campaña debe retirarse, modificarse, o es plenamente ética y legal.

La buena noticia: en 2012 apenas 154 campañas fueron conflictivas y se denunciaron ante Autocontrol. El 29% fueron realizadas en internet, un 25% aparecieron en prensa impresa o digital, y el 22% en televisión, medio que hasta el año anterior acumulaba el mayor número de reclamaciones. Otro dato positivo, el pasado año Autocontrol recibió 22.360 consultas de anunciantes, agencias y medios, de las que casi 20.000 fueron sobre proyectos de anuncios para que el organismo certificase antes de su emisión en los medios que el mensaje publicitario era totalmente legal, ético y correcto. El 90% de las consultas fueron positivas, en un 7,8% Autocontrol aconsejó alguna modificación, y sólo en el 2,4% de los casos señaló que no deberían emitirse.

La conclusión es clara: los anunciantes y agencias confían en la labor preventiva de Autocontrol y prefieren pagar una consulta previa para sus anuncios antes que enfrentarse a posibles problemas y reclamaciones. Y, desde luego, 154 reclamaciones entre los millones de anuncios emitidos es una cifra tan pequeña que demuestra que hoy día la inmensa mayoría de la publicidad no resulta ni mucho menos tan problemática y engañosa como en aquellos lejanos tiempos de «La Codorniz».