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Defensa de Europa

La Razón
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Creo que debemos dejarnos ya de eufemismos como «la Europa de la defensa» o la «defensa de Occidente». O nos defendemos seriamente o ya podemos ir rezando. Larga historia. En el siglo XX dos guerras civiles europeas acabaron en sendas Guerras Mundiales. Citamos hoy la cifra de 50 millones de muertos y ya ni siquiera nos estremecemos. ¿Podría repetirse el drama?

Las guerras no terminan el día en que se firma una rendición, paz, o armisticio. Sus consecuencias perduran durante décadas. Las inmediatas de la Segunda Guerra Mundial no tardaron en manifestarse: divisiones ideológicas entre vencedores con un «telón de acero» separador, aparición de nuevos estados –prácticamente el doble de los que comenzaron la confrontación– traumática escisión de Yugoeslavia...

Pero sobre todo nuestra Europa se avino a ser tutelada por la gran potencia que fue fundamental en la victoria: los EE UU. Y se ha vivido durante décadas a la sombra del paraguas defensivo que constituía la Alianza Atlántica, manejada desde el Pentágono. Todos los intentos de crear una defensa europea autónoma se perdían en discusiones políticas, presupuestos u opiniones públicas. Solo Francia y el Reino Unido, que ya en 1947 –Tratado de Dunquerque– crearon un embrión de sistema defensivo puesto bajo el mando de Montgomery, realizaron posteriormente importantes esfuerzos. Un intento de Comunidad Europea de la Defensa (Fontainebleau, 1954) fue rebautizada como UEO (Unión Europea Occidental) cuando un año después Alemania se incorporaba a nuestras instituciones.

Nacieron la CECA, el Euratom, la CEE y finalmente la UE . La UEO se disolvió oficialmente en 2011 una vez creado a iniciativa de Francia y Alemania el Cuerpo de Ejército Europeo (CEUR). Solo permanecía sólida la OTAN como estructura de seguridad y defensa, a cuya sombra nacieron incipientes estructuras que –hay que reconocerlo– han impulsado con éxito determinadas políticas de armamento y varias misiones en el exterior en África, Mediterráneo e Indico. Pero la Europa, experta en temas presupuestarios, en derechos humanos, en balances e inversiones, no había fijado su máxima atención en la Defensa. Pero hoy, el «exit» de UK, los mensajes que llegan de Washington, las crisis migratorias masivas, los atentados a nuestro libre sistema de convivencia, han creado una grave situación de incertidumbre.

«Estamos quedándonos crónicamente atrás en nuestra seguridad»; «los estados miembros se han dado cuenta de que la situación es insostenible»; «necesitamos una especie de Artículo V de la OTAN con una cláusula de defensa y asistencia mutua contra ciberataques o amenazas híbridas». Quien así habla es Jyrki Katainen, vicepresidente de la Comisión Europea, antiguo primer ministro de Finlandia, responsable del nuevo Fondo Europeo de Defensa que pretende impulsar seriamente nuestro compromiso con la seguridad. Cree que no basta con sacudirnos la conciencia y aportar el 2% de nuestro PIB en Defensa. «No tiene sentido solo gastar más si no pensamos en el cómo». El coste anual de las duplicidades en materia de Defensa en la UE –proyectos y fabricaciones– puede llegar a los 100.000 millones. El 80% de las compras se hacen en función de necesidades nacionales, al igual que el 90% del I+D militar. «Si lo hiciésemos bien ahorraríamos un 30% anual».

Salvo un posible acuerdo específico, Europa pierde con el BREXIT a uno de los dos países europeos con capacidades militares importantes –incluidas sus fuerzas nucleares estratégicas–, pero sobre todo con voluntades políticas de emplearlas. La contundente victoria de Macron en Francia, junto a la consolidación de Angela Merkel en Alemania, pueden actuar como dinamizadores de la iniciativa, tras la creación de un Consejo de Seguridad y Defensa europea que sustituya al COPS (que solo tenía nivel de Comité) y entrañaría algo así como crear la figura de un Ministro de Defensa europeo con control sobre planeamiento de las capacidades militares de los países miembros.

Se trata en resumen de no ir a rastras de los acontecimientos, sino en anticiparnos a las posibles crisis, si queremos que Europa siga siendo un espacio de libertad, justicia y seguridad. Por supuesto, la Alianza Atlántica sigue siendo fundamental tanto como estructura de fuerzas como por su papel integrador; que uno de sus pilares se refuerce la beneficia. La posible reducción del preponderante pilar americano puede llevar a un mejor equilibrio, en el que Europa mire con mejores ojos a Rusia.

Por supuesto hay también un latente problema de conciencia de Defensa , nuestra gran asignatura pendiente. Podremos equilibrar fuerzas militares con los EE UU, pero no les alcanzaremos por ahora en este nivel de conciencia ni en capacidades de sacrificio en el que son ejemplares. Ello entrañaría comenzar desde la enseñanza primaria a crearla. Y ya sabemos lo que se cuece desde hace años en nuestro sistema: escoradas interpretaciones de la Historia; escisiones; derechos por encima de deberes; disciplina presentada como rancio militarismo; abandono de valores del esfuerzo, el sacrificio o el compromiso .

Como sentencia Katainen: «No tenemos otra alternativa». Los muertos de las guerras mundiales ¿eran de derechas o de izquierdas? No nos quememos en luchas internas porque nos la jugamos todos.

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