Navarra

Me duele Navarra

La mayoría de los navarros queremos que la Guardia Civil y la Policía Nacional sigan en nuestra tierra y les agradecemos que hayan sido parte principal en el desmantelamiento de ETA

La Razón
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En la localidad navarra de Alsasua este pasado fin de semana dos agentes de la Guardia Civil y sus parejas estaban tranquilamente en un bar disfrutando de las fiestas de la localidad cuando fueron agredidos brutalmente por decenas de personas. Acto vil y cobarde motivado por su condición de guardias civiles y al grito de «fuera de aquí». Ésa es la consigna contra la Guardia Civil, un cuerpo al que continuamente se hostiga e insulta en Alsasua, un municipio en el que impunemente se permite la celebración del «Ospa Eguna» (Día de la huida), en el que se queman figuras de la Guardia Civil y se exige que se vayan de Navarra.

Los que se tienen que ir son ellos, esos que siguen apoyando a la banda terrorista ETA, los que no condenan sus atentados, los que ensalzan a presos y asesinos. La mayoría de los navarros queremos que la Guardia Civil y la Policía Nacional sigan en nuestra tierra y les agradecemos que hayan sido parte principal en el desmantelamiento de ETA.

En Navarra falta libertad y es necesario que toda España lo sepa. En determinadas zonas del norte de Navarra, pero también en el casco viejo de Pamplona, los que no somos afines a la izquierda abertzale tenemos difícil transitar sin ser increpados, del mismo modo que en algunos pueblos sus habitantes viven amedrentados y con miedo a expresarse libremente.

Es común entre los afines a la izquierda radical, tanto la abertzale de Bildu como la no abertzale de Podemos, intentar blanquear los terribles años de plomo que hemos sufrido en Navarra y en España a manos de la banda terrorista ETA. Intentan disfrazar el dolor y la barbarie que hemos pasado con un discurso buenista en favor de la paz y la convivencia, y «las víctimas de todos los bandos». Ese discurso facilón y demagógico debemos impedir que cale en la sociedad y debemos seguir exigiendo a Bildu la condena de los atentados, secuestros y extorsiones de ETA que han marcado la historia reciente de España y de Navarra.

Afirmo que me duele Navarra porque el dolor que sentí el lunes, cuando la Mesa y Junta del Parlamento de Navarra votaba unas declaraciones institucionales sobre estos hechos, es similar al que sentía cuando, sin ser aún parlamentaria, veía que los políticos de Batasuna no condenaban los atentados y secuestros de ETA. Hoy pasa lo mismo. Escuchar al portavoz de Bildu afirmar con cinismo que para ellos la Guardia Civil no tiene presunción de veracidad, o que lo ocurrido en Alsasua es una «pelea de bar como cualquier otra» es de una bajeza indignante, y Podemos sigue sus pasos. Condenan sin condenar, hoy dicen una cosa y mañana la contraria. Están compitiendo entre ellos por ver quién es más abertzale y más radical, y por el camino están volviendo a llevar a Navarra al clima social que se vivía en los peores años de nuestra democracia reciente.

No es una sorpresa, por desgracia. Hace tiempo, desde que está el actual Gobierno de Navarra, presidido por Uxue Barkos pero apoyado por Bildu, la radicalización en Navarra está yendo a más. La izquierda radical abertzale se siente amparada por el Gobierno, se sabe con fuerza, y presiona y actúa a sus anchas con total impunidad, pero es porque se saben necesarios en el Gobierno de Navarra, y tanto ellos como sus seguidores están crecidos, vuelven a sentirse dueños de la calle, como en los peores años de plomo del terrorismo etarra.

En Navarra ansiamos tener libertad, esa libertad en cuya defensa tanto ha trabajado, entre otros, la Guardia Civil. Mientras se dé alas a la izquierda radical abertzale, mientras se consientan hechos como los del sábado en Alsasua, o se intente falsear la realidad, seguiremos siendo oprimidos por los fascistas. Pero la mayoría de los navarros estaremos siempre en la defensa de la libertad, apoyando a la Guardia Civil, a su trabajo y a todos los guardias civiles que tanto han defendido y luchado por esta tierra. Sin fisuras, sin blanqueos, sin dudas y sin medias tintas.

*Ana Beltrán Villalba es portavoz del PP en el Parlamento de Navarra