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No diga Rebajas, diga «Black Friday»

La Razón
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Uno de los efectos claros de la crisis en la comunicación comercial ha sido el aumento de las promociones de ventas como recurso para atraer y ayudar a la decisión de compra de los consumidores. En sectores claves como el gran consumo (productos de alimentación, bebidas, limpieza, belleza e higiene), muchas marcas han optado por las promociones puntuales para poder luchar con las marcas de la distribución o marcas blancas sin tener que reducir sus precios habituales. En otros sectores, como el textil, electrodomésticos o nuevas tecnologías, las promociones son algo casi continuado por parte de los comercios.

Aún así, resulta sorprendente la explosión vivida en España la semana pasada con el «Black Friday». Originalmente, esta fecha marcaba el inicio de la campaña navideña en Estados Unidos tras la celebración del Día de Acción de Gracias, y sus grandes descuentos y las avalanchas de compradores lo convirtieron en una fecha clave para el comercio. Luego, la globalización hizo que poco a poco fuese extendiéndose a España y otros países sin ninguna tradición ni relación con esta efeméride. Hasta que, de repente, este año un altísimo porcentaje del comercio de nuestro país pareció descubrir el «Black Friday» como la solución perfecta para elevar las ventas prenavideñas.

Claro que así llegaron antes Santa Claus o Papá Noel, Halloween, el Día de los Enamorados, y tantas «tradiciones» importadas que el cine, la televisión y la publicidad han logrado popularizar en pocos años. Las nuevas generaciones son cada vez más globales, los veinteañeros y treintañeros de España y Estados Unidos tienen mucho más en común entre sí que con sus padres, y no digamos con sus abuelos. Escuchan la misma música, ven las mismas series, películas y vídeos, se pasan horas con los mismos videojuegos, visten y desean las mismas marcas.

Así, lo que puede parecer una invasión cultural y social sorprendente para los mayores de cuarenta y tantos años, es totalmente normal para esos consumidores que asumen con naturalidad y les suena más atractivo el «Black Friday» que las «Rebajas» de toda la vida. Otra cosa es que la picaresca española haya aparecido en algunos comercios, que subieron precios antes del «viernes negro» para bajarlos justo ese día. Pero ese es otro asunto, también bastante oscuro, y del que la publicidad no tiene la culpa.