Asturias
Poema a Aylan
Las aguas le han llevado
a la playa en sus brazos
para que desde allí
su corazón sin latido,
su pequeño cuerpo exhausto,
nos avergüence de la impiedad del mundo.
Si, pequeño es su cuerpo
pero no lo es su mensaje.
Su derrota es nuestra derrota.
Su bandera arriada en la playa
es nuestra bandera vencida.
Tiemblan las olas junto al niño abandonado,
las hierbas cercanas se agitan,
huyen los pájaros,
siguen las horas más tristes
para los pobres y perseguidos de la Tierra.
El cuerpo de un niño
nacido a orillas del desierto,
tendido en la frontera
del mar y de la tierra,
está agitando a un mundo
que miraba a otros mares.
El cuerpo de un niño
alumbra la noche del hombre,
y reaviva las eternas preguntas
sobre su cercanía al abismo,
juguete de lo inesperado,
hoja al viento
de un misterio llamado azar.
Otra vez un niño
nos dice que la esperanza
no debe sucumbir al miedo.
Graciano García
Director Emérito Vitalicio
Fundación Princesa de Asturias.
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