El canto del cuco

Verano azul

El PP de Feijóo ha arrebatado al «sanchismo» la bandera de la libertad

Todo apunta a un triunfo claro del Partido Popular en las elecciones del día 23. Hay razones para pensar que va a ser más contundente que el que indican las encuestas. Después del famoso debate ha aumentado visiblemente la euforia en torno a Feijóo y la decepción en torno a Sánchez. En pocas ocasiones el ambiente ha sido tan favorable a uno de los dos grandes partidos. De pronto se han disipado las últimas dudas sobre la solvencia del candidato popular. La caricatura, pintada por sus adversarios y ofrecida cada mañana por algún «viñetista» despistado o servicial, ha perdido sentido. Este clima social favorable suele tener una gran capacidad de contagio a la hora de acudir a las urnas. La gente se apunta al caballo ganador. En momentos de cambio político, como este, tiene todas las de ganar el partido que va en cabeza.

Se observa además un reagrupamiento de los votos en las dos grandes fuerzas políticas. Hay una fuerte tendencia a volver al bipartidismo, aunque sea imperfecto. Se vio más que simbólicamente en el mano a mano televisado. Los añadidos –Vox y Sumar– sobraban, y pocos los echaron en falta. La insistencia de Pedro Sánchez en que el fantasma de Abascal estaba sentado a la mesa, se vio que no venía a cuento. Y el comodín rojo de Yolanda Díaz y sus dieciocho enanitos también era perfectamente prescindible. Con Ciudadanos y Podemos se ha comprobado lo efímera que es la vida de los nuevos partidos. Nacen, crecen, se desarrollan y mueren, como las moscas, al atardecer. Feijóo pretende depender lo menos posible de Vox, y la tarea del PSOE, después de las elecciones, es ver la manera de prescindir de un derrotado Pedro Sánchez. Los electores van a facilitar la tarea tanto a los viejos socialistas como al político gallego.

Antonio Maura dijo en el Congreso el 26 de junio de 1910 que «el error de las extremas izquierdas y derechas consiste en confundir la tolerancia con la abjuración y creer que (…) cuando uno hace los sacrificios necesarios para convivir con los demás cercena la propia vida y mutila la propia significación». Afortunadamente, los españoles aprendimos la lección. Hay una fuerte tendencia a la moderación, a la «centralidad» y además la libertad se ha hecho de derechas. El PP de Feijóo ha arrebatado al «sanchismo» la bandera de la libertad. Es una razón que corrobora la sospecha de que el vuelco político del 23-J va a ser incontestable. Se veía venir tras los comicios locales de mayo. Se anuncia, pues, un verano azul en el mapa político de España.