Al portador

La virtud, según Sánchez

«Comienza una legislatura incierta que puede ser larga y en el PSOE recuerdan que lo que desgasta es la oposición»

Homero (siglo VIII AC) ya escribió que «al que está necesitado no le conviene ser vergonzoso». Pedro Sánchez, casi tres mil años después, devuelve a la actualidad al autor de la Odisea y la Ilíada que, además, nunca la perdió. Hoy, el presidente del Gobierno en funciones desde julio, volverá a serlo con todas las de ley, de forma democrática y legítima, pero también gracias, como él mismo dijo ayer, a una hábil y desvergonzada aplicación de la doctrina de «hacer de la necesidad virtud» y que se resume en que todo vale para seguir el poder, incluido el intento de destrucción del rival o del adversario. El líder del PSOE, en su sesión de investidura, que eludió de forma deliberada los detalles sobre la amnistía, se limitó a esbozar vaguedades sobre qué pretende hacer, incluso «defender la democracia», mientras se afanaba en denigrar al PP y en demostrar que gobernará solo para quiénes le votan, instalado en un frentismo de otros tiempos, con guiños económicos peronistas –pequeñas y engañosas subvenciones y medidas populistas– para tener contenta y cautiva a parte de la parroquia.

Núñez Feijóo volvió a demostrar ayer que es un buen parlamentario, superior a Pedro Sánchez, que tampoco es manco, pero en política, como en el deporte, las victorias morales tienen el valor que tienen, salvo insuflar moral a las propias huestes a la espera de mejores tiempos. «Lo que de verdad desgasta es la oposición», recordaba con frecuencia Andreotti (1919-2013), varias veces primer ministro de Italia. Sánchez, ya investido, para quien la virtud es detentar el poder, inicia una legislatura incierta, pero que puede ser larga. Pablo Iglesias, si no le dan ministerios, anuncia bronca, problemas para aprobar muchas leyes, al margen de la amnistía. Los «indepes» de Junqueras y Puigdemont tampoco lo pondrán fácil –ayer quedó claro– pero puede ser el PNV, siempre hábil, el que apriete más a Sánchez y a una Yolanda Díaz que encadena sin rubor disparates conceptuales. Permitirán la aprobación de los Presupuestos, pero luego, en vísperas de las elecciones vascas, el órdago de Ortúzar y Urkullu podría ser inasumible para alguien que no sea Sánchez y su virtud desvergonzada, que sabe que «no hay mayor aguijón que la necesidad», algo que también escribió Homero.