Quisicosas
Volverás a la luna
El joven de 32 años, recién casado, solvente, guapo, se quedó en una silla. Dos años de luto después, concluyó que conservaba los mismos sueños de la infancia
Volar es difícil, pero yo hubiese dicho que mucho más sin piernas. El A-400M es un avión militar de transporte, de 45 metros de longitud, con cuatro motores. Su silueta rechoncha y robusta quedó en un amasijo de hierros chamuscados, aplastados contra el suelo, aquel 9 de mayo de 2015. Era sábado y Rajoy, que era presidente, paró la campaña electoral tras la muerte de cuatro de aquellos seis tripulantes de un vuelo de pruebas inaugural. Ocurrió lo que más tememos: no fallaron uno, ni dos, sino tres motores de aquel aparato. No se podía regresar al aeropuerto de San Pablo de Sevilla, era obligado el aterrizaje de emergencia. En el descenso, al evitar un centro comercial lleno de público, una línea de alta tensión incendió el aparato. Colisionaron en superficie y el avión se hizo añicos. Habían bajado 500 metros a 300 kilómetros por hora y ni toda la destreza de José Luis Augusto pudo salvar la situación. Con 19 años se había hecho piloto comercial; después, ingeniero aeronáutico; finalmente, piloto de ensayos. Cinco vértebras se quebraron en ese instante y lo dejaron inmóvil de medio cuerpo. El joven de 32 años, recién casado, solvente, guapo, se quedó en una silla. Dos años de luto después, concluyó que conservaba los mismos sueños de la infancia. «En el aire soy libre, no me siento discapacitado. Mi avión adaptado es tan eficaz como un coche con resortes manuales lo es en carretera». En 2018 retomó la actividad de vuelo como primer piloto e instructor parapléjico de España.
¿Cómo es posible que a un hombre que no anda se le quede corta la atmósfera? Desde 2021 Augusto lucha por poner en órbita al primer astronauta discapacitado de la historia. De la misma manera que los ciegos se adaptan mejor que los videntes a la ausencia de gravedad (no se marean y abandonan sin problemas la verticalidad), la ligereza de su cuerpo parapléjico es un plus cuando desplazar masa es un obstáculo. «Peso sesenta kilos y eso se nota».
La medida de un hombre no es su estatura. Hay quien ve en una montaña un acicate y en un océano, una salida. Son esos pioneros que descubren continentes y coronan cumbres. La luna y los astros son la meta de José Luis.
-¿Eras tenaz desde pequeñito o te lo ha hecho la vida?
-Un poco de cada...
El 9 de mayo de 2016, el Correo de Andalucía publicaba una entrevista a nuestro piloto. El periodista preguntó por su futuro: «Mi deseo es volver, si la lesión me lo permite. Aunque no realizando las actividades que tenía. Ya no puedo volar».
José Luis, de crío, soñó que pisaba la luna.
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