A pesar del...

Warren, liberales y comunistas

Gobernaban los socialistas en España en la crisis financiera, y los comunistas en China en la pandemia, pero aquí, a la izquierda, que la registren, porque no es responsable de nada

Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las repuestas, también atesora casi todas las capacidades para la propaganda, y las está empleando para que no colapse el número de ciudadanos que apoya al Gobierno.

En AVANZA, el nuevo think tank socialista, Warren pronunció un discurso que permite a la vez intuir su estrategia y ponderar su desconcierto. Lo fundamental es el posicionamiento del enemigo: todo lo malo es ajeno al socialismo. Esto conduce a entretenidas piruetas. Resulta que la crisis y la pandemia son fruto de: «el conservadurismo… el neoliberalismo… el ultraliberalismo». Vamos, que gobernaban los socialistas en España en la crisis financiera, y los comunistas en China en la pandemia, pero aquí, a la izquierda, que la registren, porque no es responsable de nada. Y Warren reprocha sin nombrarlos a unos malvados que «no pidieron perdón ni hicieron propósito de enmienda».

Se preguntará usted, señora: ¿quiénes son esos pérfidos? Aquí las pistas de Warren: «mantuvieron su ideario de exaltación de la codicia, de desregulación de los mercados, de reducción del Estado de bienestar, siguieron defendiendo un modelo que promueve el consumo irresponsable, la sobreexplotación, la especulación, el aumento en consecuencia de la desigualdad». Como si esto no fuera suficiente camelo, concluyó Warren que los buenos son «los gobiernos progresistas, como el gobierno de España». Añadió que es «la respuesta de Europa», que identifica con el socialismo. Con un par.

A estas maniobras de distracción se suman los medios gubernamentales, que profundizan esa estrategia, con algunos añadidos clásicos. A la demonización del adversario se le incorpora la expresión «ultra», que está por todas partes y que aspira a que creamos que Warren y su banda son moderados angelitos centristas.

Otro viejo truco es ampararse en los medios y los organismos internacionales, «nada sospechosos de comunistas», como repiten sin cesar. Incluso se reprocha a los empresarios porque algunos se atreven a llamar a Warren comunista. Qué barbaridad, qué cosas se dicen. Cualquiera sabe que Warren y su banda se caracterizan por un respeto acrisolado a la propiedad privada, los contratos voluntarios, el mercado, el comercio y las empresas. ¿Lo tiene claro usted, señora, o necesita más propaganda?

Por cierto, hablando de comunistas, leí en El País que el Gobierno cubano quiere subir los impuestos, frenar a la empresa privada y controlar los precios. Como en el clásico de Les Luthiers, exclamé: «Caramba, qué coincidencia».