Al portador
Yolanda Díaz, ambiciones, traiciones y pólvora del rey
Para sus seguidores el traidor es Iglesias, que quizá prefiera que no gobiernen ni Sánchez ni ella, porque contra eso se vive mejor
Kristina Augusta Vasa (1626-1689), más conocida como la Reina Cristina de Suecia, accedió al trono a los seis años y abdicó a los 28, tras negarse a contraer matrimonio sin dar más explicaciones y convertirse al catolicismo. Personaje también novelesco, su vida fue a menudo una intriga y, quizá por eso, aseguraba que «la ambición suele hacer traidores». Yolanda Díaz, la Evita Perón (1919-1952) gallega, celebra mañana, domingo de Ramos, su autoentronización como líder y aspirante a todo de lo que Ignacio Varela ha definido como una CEDA de izquierdas. La CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) fue la sigla que medio aglutinó a una serie de partidos de derecha en la II República, con José María Gil Robles (1898-1980) a la cabeza. Ahora quizá habría que hablar de la CEDI (Confederación Española De Izquierdas), que tendría en común con su predecesora de la otra acera ideológica en la ruptura y posterior intento de unificación en un bloque electoral de una serie de grupos de izquierda tan heterogéneos y poco avenidos como las derechas de la II República.
Yolanda Díaz es, por otra parte, la ambición rubia y la muleta en la que confía Pedro Sánchez para seguir en la Moncloa, siempre pendientes ambos de la posible traición mutua. Iván Redondo, el ex-protoasesor, dijo que podía –solo podía– ser la primera mujer presidenta del Gobierno en España. Creyera o no al gurú, trabaja para eso desde que sucedió –y traicionó, claro–a Pablo Iglesias en la vicepresidencia del Gobierno. El jefe de Unidas Podemos nunca se lo ha perdonado y quedará la duda, hasta el último segundo, de si los morados se unirán electoralmente a «Sumar». Ella cuenta con el apoyo de Íñigo Errejón, Ada Colau y Compromís. También de CC.OO. y es probable que, aunque no lo harán público, de sectores de UGT. Más complicado lo tiene en su tierra Galicia, en donde creció en política al lado del factótum del BNG (Bloque Nacionalista Galego), Beiras, y al que los «indepes» gallegos dicen que traicionó. La Evita gallega, que tiene seducidos a varios grandes empresarios, intenta –y logra con frecuencia– ser tan encantadora como radical –sectaria para algunos–, mientras dispara con esa pólvora del rey que son los dineros públicos, la deuda, el déficit y los fondos europeos. Para sus seguidores el traidor es Iglesias, que quizá prefiera que no gobiernen ni Sánchez ni ella, porque contra eso se vive mejor. «Mañana empieza todo» dice Yolanda Díaz, y más ambiciones y traiciones incluidas, como comprobó Cristina de Suecia.
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