País Vasco

Todos lo teníamos y era de origen vasco: en Eibar estuvo el principal centro de fabricación de este objeto

Pocos objetos definen tan bien la memoria colectiva de un país como las bicicletas BH, Orbea o GAC, vehículos que salieron de una misma cuna industrial, la localidad guipuzcoana de Eibar

Todos lo teníamos y era de origen vasco: en Eibar estuvo el principal centro de fabricación de este objeto
Todos lo teníamos y era de origen vasco: en Eibar estuvo el principal centro de fabricación de este objetoFreepik

Es probable que, al evocar la infancia o la juventud de gran parte de los españoles del siglo XX, la imagen de una bicicleta con las siglas BH, Orbea o GAC aparezca nítida en el recuerdo. Eran las compañeras inseparables de veranos, las protagonistas de las primeras pedaladas y, para muchos, el primer medio de transporte propio. Lo que quizás no tantos sepan es que estas icónicas máquinas de dos ruedas compartían un origen común: la villa armera de Eibar, en Guipúzcoa. Esta localidad se erigió como la capital indiscutible de la industria ciclista en España, un fenómeno nacido de una asombrosa reconversión industrial.

La historia de Eibar está forjada en el metal, pero no siempre en el de las bicicletas. Desde el siglo XV, la localidad era un referente en la fabricación de armas, una tradición que la convirtió en un núcleo industrial de primer orden. Empresas como Orbea Hermanos (fundada en 1840), Gárate, Anitua y Compañía (GAC, 1892) y Beistegui Hermanos (BH, 1909) eran pilares de esta industria armamentística, exportando pistolas y revólveres a todo el mundo.

Sin embargo, el final de la Primera Guerra Mundial y la posterior crisis económica de los años 20 provocaron una drástica caída en la demanda de armamento. Ante un futuro incierto, estas empresas eibarresas demostraron una increíble capacidad de adaptación. El conocimiento y la maquinaria utilizados para fabricar los cañones de las armas eran perfectamente aplicables a la producción de los tubos de los cuadros de bicicleta. Así, lo que fue una crisis, se convirtió en una oportunidad de oro.

De las pistolas a los pedales: la reconversión industrial de Eibar

La transición no fue inmediata, pero sí decidida. BH comenzó a fabricar bicicletas en 1923, GAC le siguió en 1925 y Orbea se sumó en 1930, compaginando durante un tiempo ambas producciones. Pronto, las bicicletas pasaron de ser una línea de negocio secundaria a su principal actividad. Eibar se llenó de talleres que, aprovechando la inercia, se especializaron también en componentes: sillines, cadenas, piñones o platos, creando un ecosistema industrial completo en torno a la bicicleta.

Durante décadas, estas marcas no solo dominaron el mercado nacional, sino que se convirtieron en parte del imaginario popular. Modelos como la BH Gacela o su versión plegable, perfecta para cargar en el maletero del coche camino a las vacaciones, son símbolos de toda una época. GAC, por su parte, no solo dejó huella con sus bicicletas, sino que también fabricó el popular ciclomotor Mobylette bajo licencia.

El ciclismo como escaparate mundial

Las empresas eibarresas entendieron rápidamente que el deporte era el mejor escaparate. Invirtieron decididamente en la creación de equipos ciclistas profesionales que llevaron sus marcas a lo más alto. BH, por ejemplo, puede presumir de que el ganador de las dos primeras ediciones de la Vuelta a España, el belga Gustave Deloor, cruzó la meta sobre una de sus bicicletas en 1935 y 1936. Este compromiso con la competición no solo impulsaba las ventas, sino que ayudó a popularizar el ciclismo en España, creando una afición que perdura hasta hoy.

Cartel de BH en la Vuelta a España de 1935
Cartel de BH en la Vuelta a España de 1935BH Bikes

El auge fue tal que las fábricas originales de Eibar se quedaron pequeñas. A partir de la década de los 50 y 60, empresas como BH y Orbea trasladaron su producción a nuevas y más modernas instalaciones en Vitoria y Mallabia, respectivamente, para poder satisfacer la creciente demanda.

También queda la memoria colectiva: Eibar alberga el Museo de la Industria Armera, donde se documenta la transición de la fabricación de armas a las bicicletas. Es un recordatorio de cómo una comunidad fue capaz de adaptarse, reinventarse y dejar una huella imborrable en la historia de la movilidad en España.

Aunque la globalización y la competencia de mercados asiáticos golpearon duramente a la industria en las últimas décadas del siglo XX, llevando al cierre de GAC, el legado de Eibar pervive. Orbea y BH no solo han sobrevivido, sino que se han reinventado como marcas globales, referentes en el ciclismo de alta competición y en las nuevas tendencias como las bicicletas eléctricas. La historia de la bicicleta en España tiene su kilómetro cero en Eibar, en el ingenio de aquellos armeros que supieron cambiar las balas por las bielas y pusieron a todo un país a pedalear.