Política

Torra y los ERE

El president Torra y la ministra de Economía, Nadia Calviño en la inauguración del Smart City Expo World Congress
El presidente de la Generalitat de Cataluña Quim Torra(i); la ministra de Economía y Empresa en funciones, Nadia Calviño (d) y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (i)Enric FontcubertaEFE

Los tribunales están de palpitante actualidad: Primero ha sido el TS con el juicio del Procés, y la «discretamente» televisada exhumación de Franco. Ahora lo son algunos magistrados de la Audiencia de Sevilla por los ERE, y del TSJ de Cataluña por la desobediencia del Sr. Torra. No hablo de «presunta», porque él mismo ha afirmado que desobedeció a la JE porque «la orden era ilegal» y que a él «solo le censura el Parlament» y no los jueces, a quienes nadie vota.

La intervención de Torra fue tan original como la de su abogado Boye. Este letrado chileno –condenado a 14 años de prisión por la AN por participar en el secuestro de Revilla– se quejó al tribunal por faltarle al respeto debido a su cliente, al dirigirse a él llamándole «Sr. Torra», y no «Molt Honorable Senyor»; y por afirmar que la pancarta con el lazo amarillo –exhibida en el mismo balcón que Companys utilizó para su proclama en 1934–, rompía la neutralidad política exigible a los edificios públicos. Por la misma lógica, afirmó que a un republicano no se le podía juzgar en una sala presidida por un retrato del Rey. Ante tan contundentes alegatos, se entiende que el problema de Cataluña no es constitucional, ni de orden público, ni de convivencia: es psiquiátrico.

En cuanto a los ERE, espero la moción de censura de Iglesias y demás contra Sánchez. Por esperar que no quede.