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Sánchez hará una contraoferta de diálogo a ERC tras el veto de las bases

Socialistas y republicanos se reunirán el martes para avanzar en la negociación de la investidura

La consulta que ERC lanzará a sus bases para que avalen un eventual rechazo a la investidura de Pedro Sánchez causó cierta alarma en el PSOE. Esta sensación se fue difuminando a medida que se avanzaba en la lectura de la pregunta («¿Estás de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez, si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?»). La formulación abierta de la cuestión deja margen de maniobra para actuar y el hecho de que se resuelva el próximo lunes –tres semanas antes de la fecha prevista inicialmente para fijar el pleno en el Congreso– también el tiempo suficiente como para que el resultado –se espera una mayoría abrumadora en favor del rechazo– quede superado por los acontecimientos que se sucedan en los próximos días.

En concreto, en Moncloa ya piensan en «anular», en cierta manera, este veto con una oferta de diálogo contenida en el condicional que recoge la pregunta. Se producirá la próxima semana, los trabajos comenzarán el martes –con el resultado de las consultas de ERC y PSOE en la mano– y los equipos ya se están conformando. Por parte de los republicanos asistirán el portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián; la secretaria general adjunta, Marta Vilalta, y el diputado en el Parlament Josep Maria Jové. Por parte del PSOE, la negociadora Adriana Lastra; el secretario de Organización del PSC, Salvador Illa, y está por determinar si José Luis Ábalos o Carmen Calvo también se podrían incorporar.

Las fuentes consultadas evitan revelar cualquier dato concluyente que frustre su estrategia, que no busca otro objetivo que dotar a ERC del parapeto argumental suficiente –ante los suyos y ante el sector del independentismo liderado desde Waterloo– para poner en marcha la legislatura sin sufrir un alto coste electoral. Su abstención no puede ser gratis. Desde Junts per Catalunya ya se barruntan la disposición colaboracionista de los republicanos y en los últimos días les han exigido que doten de contenido esta mesa, con cuestiones como el referéndum de autodeterminación o los presos del «procés». El vacío en torno a estos dos asuntos concretamente es lo que hizo cundir el optimismo dentro del PSOE. «Lo que se propone no es inasumible», comentan fuentes socialistas. Distinto hubiera sido que se pusiera el referéndum o los indultos por delante del diálogo, «en ese caso, no habría nada que hablar». En Moncloa mantienen su apuesta de «ley y diálogo», esto es, que cualquier negociación se encuadre dentro de los límites de la Constitución. Esto ya se hizo cuando se avanzó en la vía que llevó a Pedralbes y en la que se reconoció el «conflicto sobre el futuro de Cataluña» por ambas partes.

En Moncloa existe, por tanto, «buena disposición» para abordar la negociación con ERC desde el punto de vista de la mesa del diálogo. Una posición de partida que no descartó la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, que prefirió enfocarlo en la «oportunidad importante de unir a todas las fuerzas progresistas de este país que es lo que las urnas arrojan».

El único escollo, y no menor, que queda por dilucidar es cómo se va a vehicular la oferta de diálogo que se lance desde el PSOE. En el partido del Gobierno quieren hacerlo a través de una mesa de partidos equivalente a la que existe en el Parlament –que incluya a todas las formaciones, no solo a socialistas y soberanistas– y que Quim Torra ha convocado precisamente para los primeros días de diciembre. Importarla al Congreso de los Diputados requeriría, en todo caso, esperar a que se constituyan las Cortes el próximo 3 de diciembre para que comience a operar. Desde el sector independentista, sin embargo, se persigue la bilateralidad obtenida con la cumbre de Pedralbes hace un año. Un «face to face» entre la Generalitat y el Estado al que, por el momento, en Moncloa se muestran reacios. En todo caso, esto requeriría un paso previo mucho más ambicioso que la constitución del Congreso y es la constitución de un Gobierno como interlocutor, por lo que los partidos secesionistas deberían primero favorecer la investidura de Sánchez para que existiera un Ejecutivo con el que tratar el «conflicto» catalán de forma bilateral. Sin embargo, fuentes gubernamentales aseguran que este flanco ya está cubierto con las comisiones de asuntos bilaterales Estado-Generalitat, que se reactivaron el año pasado y que pueden ponerse en marcha de nuevo en cuanto Sánchez sea investido.

En este clima, los socialistas no dan por cegada la vía de los republicanos, pero son conscientes de que son «impredecibles» –como demostró que tumbaran los presupuestos o boicotearan la Presidencia del Senado para Miquel Iceta–. No es la única carta a la que juega el PSOE, que también explorará la próxima semana las opciones de un apoyo de Ciudadanos y se pondrá en contacto con el Partido Popular o Junts, entre otros.

¿Mesa de negociación o de partidos?

¿Qué es la mesa de negociación que reclaman los independentistas?
Básicamente es una negociación «de tú a tú» entre el Gobierno central y la Generalitat de Cataluña, es decir, entre Pedro Sánchez y Quim Torra sin la presencia de ninguna otra formación política para valorar las reclamaciones de los secesionistas. Es, prácticamente, lo mismo que la Cumbre de Pedralbes de diciembre de 2018, que reunió a ambos gobiernos.
¿Y la Mesa de partidos?
Es un foro en el que participan todos los partidos con representación parlamentaria. En la actualidad existe en el Parlament de Cataluña y aunque se ha reunido muy pocas veces desde que se creó en 2018, Torra la ha convocado para el próximo mes.
¿Hay algún foro similar en el Congreso?
No. De ahí que la intención de Pedro Sánchez sea la de importar esa mesa catalana a la Cámara Baja, a nivel nacional.
¿Por qué ERC no acepta esta forma de negociación?
Porque participarían todas las formaciones con representación y teme que muchas de sus exigencias queden tapadas por las de otros partidos, además de que se arriesgaría al rechazo por parte de otros partidos.
¿Se podría convocar ahora esa mesa de negociación que piden los soberanistas?
No. Es necesario que se haya formado un gobierno. Moncloa argumenta que este formato ya existe en las comisiones bilaterales que se reactivaron en la pasada legislatura.