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ERC prescinde de Torra en la “mesa de diálogo” con el Gobierno

Esquerra y el PSOE retoman hoy las negociaciones para la investidura La ausencia del president puede allanar el acuerdo pero también desatar una nueva batalla en la Generalitat

ERC y PSOE retoman hoy los contactos para negociar la investidura de Pedro Sánchez, con posturas todavía muy alejadas y bajo la influencia de las divisiones del independentismo. La gobernabilidad del Estado se ha convertido en una nueva fuente de recelos y choques entre el partido de Oriol Junqueras y JxCat, que ayer volvieron a exhibir sustanciales divergencias: en esta ocasión, en torno a quién debe liderar la mesa de negociación entre gobiernos (Gobierno y Govern). Quim Torra reclamó encabezar ese diálogo junto a Sánchez, después de que el vicepresidente de la Generalitat y hombre fuerte de Esquerra, Pere Aragonès, diera por prescindible la presencia del president.

Aragonès, en la línea de lo avanzado 24 horas antes por Gabriel Rufián, mantuvo la reivindicación de una mesa de negociación entre gobiernos, pero rebajó el listón de sus exigencias al alejar a Torra del diálogo, una condición que puede contribuir a allanar el camino hacia un acuerdo con el PSOE –ya que las relaciones entre Sánchez y el president están rotas–, pero que amenaza con desatar nuevas fricciones con JxCat. Aragonès consideró que «no es necesario» que Torra participe si Sánchez tampoco participa. «Hemos de tener flexibilidad. Si una parte decide enviar un determinado rango, la otra parte deberá enviar el mismo rango, esto es lógico en cualquier negociación», aseguró en una entrevista en «Ràdio 4».

Tras estas declaraciones, Torra salió al paso para reclamar su protagonismo. «Decimos sí, queremos diálogo y soluciones, pero queremos diálogo serio y con contenido. Y esto pasa por un diálogo de Gobierno a Govern en el que los presidentes de los gobiernos se reúnan y tomemos todas las decisiones con total libertad», dijo el president en la sesión de control al Govern celebrada esta mañana en el Pleno del Parlament. En la misma línea, más tarde, la portavoz del Govern, Meritxell Budó, también reivindicó el liderazgo de Torra: «Reclamamos este diálogo entre el Gobierno y la Generalitat, que pasa inexcusablemente porque en esta mesa, que representa a ambos gobiernos, puedan sentarse los dos presidentes».

Pero las diferencias no se limitaron a quién debe liderar la mesa de negociación. Aragonès se desmarcó, aunque tímidamente, ayer de la figura del relator o mediador internacional, una de las exigencias que también ha impuesto JxCat: a juicio del vicepresidente es «interesante» pero se mostró prudente al respecto al recordar que en la última «operación diálogo» ya generó un «debate absurdo» y, ahora, podrían ceder para ahorrarse una nueva polémica.

La guerra entre ERC y JxCat se ha convertido en un factor que puede determinar el desarrollo de las negociaciones. Los neoconvergentes están en fuera de juego porque no son decisivos para la gobernabilidad (8 diputados) pero van a intentar mantener su cuota de protagonismo con presiones a ERC para tratar de sacar provecho electoral ante la cercanía de las elecciones autonómicas. En este sentido, a pesar de que Sánchez no se ha puesto en contacto con el partido de Carles Puigdemont para pedir sus apoyos, no han tenido dudas en desglosar sus condiciones para negociar la investidura, que son mucho más exigentes e inasumibles que las de ERC. Además del mediador internacional y de situar a Torra como interlocutor, también han pedido que Puigdemont participe en la mesa de negociación o que el Gobierno no recurra las iniciativas parlamentarias favorables a la autodeterminación.

ERC, mucho más posibilista, también alberga exigencias difíciles de asumir. Son cuatro: la mesa de negociación; que no haya vetos a los contenidos; un calendario; y, una garantías para que se cumplan los acuerdos. La falta de confianza de los republicanos con el PSOE se ha erigido en uno de los principales escollos en las relaciones.