PSOE
Aragonés llega a Madrid antes de la cita con el PSOE
Plantón de Torra. El presidente de la Generalitat visita a Cuixart en Lledoners y menosprecia a los presos de su partido que apuestan por favorecer la investidura
El presidente de la Generalitat, Joaquim Torra, no ejerce de presidente, ejerce de activista. Esta semana pasada pidió «polarizar más y aceptar altos niveles de sacrificio», en pro del máximo objetivo: la independencia de Cataluña. Por otra parte, Torra, tras reunirse con Puigdemont, no quiere ningún tipo de acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez, porque ambos prefieren mantener la tensión que alcanzar cualquier tipo de acercamiento con los socialistas.
Torra está tratando de bombardear las conversaciones de ERC con el PSOE, y desde Junts per Catalunya, se califica a los republicanos como traidores, botiflers. Sin embargo, en el debate interno muchas voces de Junts per Catalunya y de diferentes sectores del partido, consellers incluidos, se apunta a la necesidad de negociar para abrir un nuevo escenario político. Sin embargo, Torra y Puigdemont no quieren ningún acercamiento por lo que han desempolvado los 21 puntos que Torra entregó a Sánchez en Pedralbes. Esos puntos fueron archivados por los propios negociadores de la Generalitat, Elsa Artadi y Pere Aragonés, y nunca se plantearon en las conversaciones con el Gobierno de España.
Entre los que también apuestan por crear las condiciones para un acuerdo de investidura y forzar después la negociación, como apuntó ayer muy claramente en una entrevista en «El País» el dirigente republicano Joan Tardà, se encuentran los cuatro políticos presos internos en la cárcel de Lledoners: Jordi Turull, Josep Rull, Joaquin Forn y Jordi Sánchez. Esta postura contraria a la posición de Torra provocó que el pasado jueves el presidente catalán visitará Lledoners para entrevistarse con Jordi Cuixart. A nadie más. El menosprecio de Torra a los dirigentes encarcelados ha provocado un fuerte enfado en su entorno más cercano. Según ha podido saber LA RAZÓN, Rull, Turull y Sánchez han trasladado su malestar a la Generalitat y a Waterloo por lo que consideran un desplante inadmisible por parte de Joaquim Torra.
No parece que las posiciones de los dirigentes encarcelados hagan mella en Torra y en Puigdemont y mañana Miriam Nogueras trasladará sus peticiones, inadmisibles para los socialistas, a la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra. Nogueras, representante del sector más radical del PDeCAT, solo quiere que el PSOE acepte la celebración de un referéndum de autodeterminación y que negocie las condiciones de la independencia de Cataluña, como Torra ha dicho una y otra vez desde que llegó al gobierno catalán. La reunión se ha fijado una hora antes de la reunión que Lastra tendrá con los republicanos, lo que no augura mucho recorrido a la reunión entre Junts per Catalunya y el Partido Socialista.
En esta reunión, socialistas y republicanos tratarán de avanzar en la negociación. Los socialistas quieren forzar la investidura para antes de Navidad, pero los republicanos hacen oídos sordos a esta posición y no quieren acelerarse. Pere Aragonés, el vicepresidente catalán y coordinador nacional de ERC, estará hoy en Madrid. Se desconoce su agenda de contactos a lo largo del día, excepto una reunión que mantendrá el líder republicano con el grupo parlamentario. El mutismo en el partido republicano es total sobre esta visita y no confirman ni desmienten posibles entrevistas de Aragonés con responsables socialistas. ERC quiere avanzar en la negociación evitando cualquier desavenencia interna entre las diferentes sensibilidades de ERC que se evidenciaron, crudamente, en la pasada negociación de investidura. Pere Aragonés no quiere reproducir de nuevo esta situación y tratará de fijar con su grupo parlamentario las condiciones que al día siguiente trasladarán a los socialistas.
En esta reunión estarán muy presentes las declaraciones de Joan Tardà que aboga por apoyar la investidura de Pedro Sánchez para negociar ya con el nuevo gobierno. Sin embargo, ERC quiere tener garantías que tras la investidura se hará efectiva esta negociación entre partidos y entre gobiernos, marcando un calendario. Los republicanos mantendrán de salida sus posiciones maximalistas de referéndum y amnistía, aunque siempre han dicho que están dispuestos a escuchar las propuestas que les trasladen desde el PSOE. Además, ERC quiere formalizar un acuerdo con el PSOE para hacer frente a las críticas, duras críticas, de Junts per Catalunya y las CUP, que arremeterán contra los republicanos y calificaran cualquier posible entente como una «traición» a las aspiraciones independentistas. De hecho, el primer bombardeo lo sufrió ERC por parte del propio Torra que pidió «más sacrificios» al independentismo justo antes del encuentro de Gabriel Rufián con Adriana Lastra. La reunión de mañana será clave para saber si la velocidad de crucero de la negociación que quiere marcar el PSOE continuará o tendremos que esperar una posible investidura para el mes de enero. En estos días, los contactos entre ambas fuerzas han sido intensas y se ha mantenido la discreción. Mientras, Torra menosprecia a todo aquel que no comulgue con sus postulados. Ya sean republicanos o los políticos presos de su formación. Turull, Rull y Sánchez han tenido «la desfachatez» de poner en cuestión su línea política por los que los menospreció en su visita a Cuixart. La tensión en la formación liderada por Puigdemont es máxima. No todos están de acuerdo con dinamitar todos los puentes y otros quieren esperar al día 19, día en el que el Tribunal Superior de la UE dirimirá sobre la inhabilitación de Junqueras, que tendrá repercusión directa sobre el propio Puigdemont. Tanto que si el TSJUE considera que si Junqueras no debe estar inhabilitado, Puigdemont podría dar un paso adelante y forzar elecciones en Cataluña para presentarse como candidato.
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