Restringido
Calatrava se sienta en el banquillo
La vista por el polémico puente de Venecia será el 13 de noviembre
Venecia es la ciudad de los canales y los puentes. Pocos en el mundo se han fotografiado tanto como el de los Suspiros, que une el Palacio Ducal con la antigua prisión de la Inquisición (y cuyo nombre se debe a la reacción de los presos que lo atravesaban), o el de Rialto es aún más trascendente para la vida de la ciudad. Cruza el Gran Canal y fue el primero que se construyó. En 1551, ante la renovación, grandes arquitectos presentaron sus proyectos; Miguel Ángel, Jacopo Sansovino, Andrea Palladio y Jacopo Vignola, entre otros, aunque, finalmente, se escogió Antonio da Ponte,. Santiago Calatrava consiguió en 2002 ligar su nombre a la urbe con la construcción del cuarto puente sobre la vía fluvial principal, pero el sueño se ha convertido en una de pesadilla para él. Tras dos intentos fallidos, la Justicia italiana ha logrado notificar a Calatrava la citación para el juicio, que se celebrará el 13 de noviembre.
El aumento del presupuesto
El Tribunal de Cuentas del Veneto le reclama 1.078.000 euros por los perjuicios que ha causado para la hacienda de la región la construcción del Puente de la Constitución. Además, piden 1.700.000 euros a cada uno de los responsables «únicos» de la dirección de los trabajos, Roberto Scibilia y Roberto Casarin. El Tribunal de Cuentas acusa al arquitecto español de que la construcción «comportó un objetivo y desconsiderado aumento de los costes con respecto al presupuesto inicial». En el proyecto inicial se estableció un presupuesto de 3,8 millones de euros y, finalmente, acabó costando 11,2. Aunque la queja principal está fundamentada en lo que le cuesta a las arcas municipales dejar la construcción en las condiciones óptimas. El informe del magistrado que ha llevado a la sala de juicios a Calatrava asegura que se necesita «un constante y desproporcionado desembolso económico por parte de la Administración ya que la obra se ve afectada por una patología crónica, caracterizada por la necesidad de un seguimiento constante y continuas intervenciones, que no pueden atribuirse a operaciones ordinarias de manutención. Se podría considerar que el puente constituye para la colectividad un daño duradero».
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