Sevilla

Los dos duelos de Vicky, la madre de Julen: «Habla con Oliver cada día»

La madre de Julen aún no había superado la pérdida de su hijo mayor cuando ocurrió el fatal accidente. José, el padre, tiene todavía como sonido del móvil la voz de su hijo mayor que dice: “Papá, ¿jugamos a la pelota?”

Los allegados a la pareja temen que no logren superar una segunda tragedia porque Vicky no quiere acudir a ningún psicólogo
Los allegados a la pareja temen que no logren superar una segunda tragedia porque Vicky no quiere acudir a ningún psicólogolarazon

La madre de Julen aún no había superado la pérdida de su hijo mayor cuando ocurrió el fatal accidente. «Ahora lucha por sobrevivir, porque lo que es vida, ya no les queda».

A Vicky se le paró el reloj el 14 de mayo de 2017. Caminaba por la playa de Pedregalejo con su hermana Anabel, su hija Martina, Oliver (que tenía tres años) y con Julen, que apenas había cumplido los siete meses. De repente, su hijo mayor dejó de respirar, cayó desplomado al suelo y cuando llegó a las urgencias del Hospital Infantil su pulso se había parado para siempre.

Ella entró en shock y no quería soltar al pequeño. «Lo tuvo en brazos tres horas muerto, hablándole, esperando a que José, su marido, llegara de la feria de Dos Hermanas, en Sevilla, donde estaba trabajando. No quería que le hicieran la autopsia hasta que llegara el padre del niño y pudiera cogerlo», recuerda Elena, la tía abuela de Vicky. A partir de ese momento no volvió a ser la misma. Entró en una fuerte depresión. Según relatan sus familiares a este diario, en el momento de la tragedia estaban viviendo en casa de Mari Carmen, la madre de José, «pero la casa se le caía encima, todo eran recuerdos, estaba muy mal, como es lógico, y vivir allí no le sentaba bien así que decidieron mudarse», recuerda Cándida, amiga de la familia. En aquel momento, Elena les ofreció su residencia, una casa baja de dos pisos frente a la de Reme (madre de Vicky). Allí estarían más tranquilos. «Elena estaba en la planta baja y en la de arriba José, Vicky y Julen», subraya la vecina. Pero el estado de Vicky no mejoraba. «Nunca quiso ayuda psicológica solo quería pensar y estar con su Oliver. Seguía hablando con él», relata Elena. Pasó el tiempo y el estado de salud de Vicky no mejoraba. Cuentan a LA RAZÓN que todavía en la actualidad la joven de 29 años habla como si Oliver siguiera vivo. «Tiene en casa la camisa del niño de cuando murió, que está abierta en dos de cuando los médicos intentaron reanimarle. También tiene su carrito y sus juguetes, para ella es como si estuviera vivo», dice un familiar que nos pide que no facilitemos su identidad. «Incluso cuando va al cementerio, que es todas las semanas, habla durante horas con él y cuando Reme –que es quien suele acompañarla– riega las flores de la tumba le pide que deje de echar agua porque, según ella, le va ahogar. Yo les he dicho que si sigue así se va a volver loca, que tiene que afrontarlo. Imagínate como va a enfrentarse ahora a lo de Julen. No sé que va a ser de esa pobre familia», añade. Una familia que ya ha soportado varias desgracias porque Vicky ha sufrido un aborto recientemente. «Tras la muerte de Oliver, querían darle un hermanito a Julen», nos explica una de las personas más próximas al matrimonio. «Vicky y José tenían una ilusión, devolver a Julen un hermano que el destino les había arrebatado. Pero también les salió mal. Vicky se quedó embarazada recientemente pero tuvo que abortar en un estado avanzado de gestación por una serie de problemas en el feto. La pobre quedó hundida, no saben si podrán tener más hijos. Qué han hecho ellos para merecer esto, es una injusticia», relata dicho familiar, que siente un enorme cariño por la pareja.

Vicky García y José Roselló se conocieron hace 17 años, en 2001, en Las Protegidas, la zona residencial de casas bajas de pescadores de El Palo donde ambos se criaron y donde jugaban y corrían como más tarde lo harían sus dos hijos, Oliver y Julen. «Siempre fueron muy niñeros, les encantan los críos y soñaban con tener una gran familia», asegura Remedios, la madre de Vicky. Sin embargo, su sueño se truncó.

«Yo ya no puedo creer en Dios, no es justo todo lo que les ha hecho a mi hija y a mi yerno. Mi hija tiene una maldición encima, con lo buena y feliz que era de pequeña», solloza la abuela del clan, que nos pide que no levantemos mucho la voz porque su madre, la bisabuela de Julen, no sabe nada de lo que ha ocurrido. «Es muy mayor y no queremos que estoy pueda acabar con ella», suplica. «El 23 de abril de 2017, Oliver había tenido un incidente, el niño perdió la consciencia durante unos cuatro minutos aproximadamente, pero los médicos no lo dieron importancia. Dijeron que no habían visto nada importante. Un mes más tarde se nos fue. Una muerte súbita por una cardiopatía», relata un familiar. Una «negligencia», como aseguran los familiares, que les arrebató a su primogénito y Vicky nunca se recuperó.

Según el psicólogo Jesús Matos, la gestión del duelo en el caso del fallecimiento de un hijo es muy compleja y se necesita siempre de ayudas profesional. Recuerda, citando a la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, que las fases de este proceso son, en primer lugar, la negación. «De esta manera amortiguamos el golpe emocional que supone la pérdida de un familiar. Luego viene la ira ante la impotencia que supone perder un familiar. Más tarde, la negociación que supone una fantasía en la cuál creemos estar en control de la situación. Fantaseamos con la idea de poder revertir la situación», apunta. Es después cuando llega la depresión. «En esta fase aparece la tristeza asociada a la pérdida de un familiar. Y por último lugar se impone la aceptación, cuando se aprende a seguir viviendo». No todas las personas han de pasar por cada uno de estos eslabones ni el orden es secuencial. La clave está siempre en tener al lado a una persona de apoyo que, en el caso de Vicky, siempre ha sido José, que ha intentado mantener la mente fría y llevar las riendas de la familia. «Pero él sufre muchísimo también por la pérdida de Oliver y lo de Julen le ha rematado. Mi José tiene todavía como sonido del móvil la voz de su hijo mayor que dice: “Papá, ¿jugamos a la pelota?” Cuando suena a todos nos da un vuelco el corazón», dice Elena.

Para Matos, «el duelo puede durar toda la vida. Tenemos que tener en cuenta que solamente entre el 10 y el 20 por ciento de las personas que pierden un familiar necesitan ayuda profesional. La clave está en que el proceso de duelo sea normal». Hay casos en que el proceso se puede enquistar por diferentes motivos ¿Es siempre necesaria la terapia en estos casos? «Sí. Cuando las reacciones psicológicas (pensamientos, sentimientos) perturbadoras duran más de 4 a 6 semanas, cuando hay una interferencia negativa grave en el funcionamiento cotidiano o se siente desbordada por ellos», responde e

A 35 horas de Julen: así son las últimas labores del complicado rescate

El operativo de rescate de Julen comenzó ayer a perforar el túnel vertical de 60 metros paralelo al habitáculo en el que se encuentra el niño, un proceso que estimaban que llevaría 15 horas y al que seguirá la excavación a mano posterior de una galería horizontal durante otras 20 horas. La perforación para encontrar al niño de dos años que cayó hace justo hoy una semana a un pozo estrecho y profundo en Totalán (Málaga) comenzó sobre las 14:00 horas de ayer tras culminar los trabajos de desmonte, según Efe. Su responsable, Ángel García, delegado del Colegio de Ingenieros de Caminos de Málaga, explicó que después de trabajar durante toda la noche del viernes se logró llegar a la cota menos veintitrés y así atravesar el macizo rocoso que ha dificultado las labores en las últimas horas. «Tenemos que hacer una perforación de 60 metros y en ese espacio nos podemos encontrar afloraciones del macizo rocoso que ha ralentizado las operaciones de desmonte para el rebaje del terreno».
Después, los mineros asturianos harán la galería horizontal de acceso al pozo en el que está el niño. Un trabajo más lento porque se emplean medios manuales, pistolas y martillos. «En condiciones favorables se invertirán unas 20 horas», explicó García. Para la bajada de los mineros se ha fabricado «una especie de cesta» de 1,2 metros de diámetro, en la que podrán introducirse dos mineros hasta llegar a Julen.

l experto. La familia de José y Vicky luchan ahora para «sobrevivir, porque lo que es vida, ya no les queda», dice su familia.