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El político romántico vende

Las continuas muestras de amor del matrimonio Obama «humanizan» al presidente, según los expertos

El político romántico vende
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Si los románticos mensajes que se intercambia la pareja presidencial son de su cosecha o hay un avispado asesor político que los instiga y susurra es un misterio que guardan con recelo las lustrosas paredes de la Casa Blanca. A pesar de todo, el presidente y la primera dama han sabido convertir su matrimonio en una eficaz baza política con sus pequeños gestos románticos dignos de la pluma de Corín Tellado y de los mejores «happy ends» hollywoodienses. El último detalle cariñoso de la pareja lo protagonizó Michelle con la felicitación de cumpleaños que le dedicó a su marido vía Twitter: «Tu pelo está un poco más gris, pero te quiero más que nunca», escribió el domingo –día en el que el presidente de EE UU cumplía 52 años– junto a una fotografía del matrimonio en su juventud. «Hay una intencionalidad detrás de cualquier muestra de amor en público, aunque no por ello tenemos que creer que sea algo artificioso», comenta Julio César Herrero, experto en marketing político. De hecho, las muestras de afecto del matrimonio son bastante frecuentes y Obama siempre ha tenido muy presente a su esposa en su discurso político. «No sería el hombre que soy sin la mujer que se casó conmigo», dijo el presidente en su reelección el pasado año. «Déjenme decir esto: Michelle, nunca te he querido tanto. No puedo estar más orgulloso de ver cómo el resto del país se enamora de ti también», añadió en su discurso el líder de los demócratas. «En su carrera hacia la presidencia, en las propias primarias del partido, su esposa entró como herramienta política desde el primer momento», comenta Airam Pérez, asesor de imagen y consultor político.

No es de extrañar que los expertos coincidan al afirmar que los Obama se han convertido en el matrimonio presidencial más popular desde JFK y Jacquie Kennedy. Eso sí, sin la sombra del adulterio acechando, los actuales habitantes de la Casa Blanca gozan de una mayor credibilidad como pareja, una idea que refuerzan con sus mensajes. «¿Quién no se enamoraría de un hombre como él?», preguntaba con retórica la primera dama durante una entrevista en el programa de televisión «Enterainment Tonight». Además de ser un hombre «inteligente, apasionado e inspirador», tal y como aseguraba Michelle, al presidente tampoco le faltan los detalles con los que reavivar la llama del amor: desde el gesto más nimio –como tuiteat una fotografía de su juventud en San Valentín– hasta los más estudiados –empezar un debate político recordando que celebra veinte años de matrimonio con su esposa, «el amor de mi vida y mi mejor amiga»–. «Responde a su sello personal y político. Todos esos detalles románticos forman parte de una idea más global: la de humanizar su gestión. En EE UU sí es un valor que el matrimonio presidencial tenga esa apariencia de normalidad, que hace las mismas cosas que todo el mundo. Exhibir esta cualidad ofrece una imagen muy vendible, muy positiva», asegura Herrero. «Afianza su imagen de persona común y cercana», añade Pérez. Eso sí, los expertos también coinciden al destacar que en España, al menos de momento, todavía no se hace política con las cuestiones del corazón: «En EE UU son mucho más emocionales que nosotros a la hora de transmitir este tipo de mensajes», comenta Pérez.