España en Verano: Las otras medidas de Merkel

Tiene su propia firma de ropa y diseña colecciones para «maisons» como Chanel y Fendi. Es el «káiser» de la moda, el histriónico rey de las pasarelas pero, a la hora de protagonizar portadas, le debe más a su lengua viperina y a esa impertinencia de divo revenido que a la creatividad de sus manos. Y es que, por encima de sus cualidades como modisto, Karl Lagerfeld tiene una incuestionable capacidad para desatar tormentas cada vez que saca a relucir sus corrosivas opiniones. La última «víctima» del modisto ha sido su compatriota, la presidenta Angela Merkel, a quien dedicó unos hirientes comentarios sobre la escasa consideración que la canciller tiene de sus propias proporciones a la hora de vestirse. El diseñador se ofreció –aunque en realidad era una manzana envenenada–, a asesorar a Merkel en cuestiones de moda y estilo, ya que, a su juicio, la líder del gobierno alemán debería comenzar a vestirse «a la medida de sus especiales proporciones», comentó Lagerfeld al semanario «Focus». Así de «sutil» dejó deslizar que Merkel no es ninguna sílfide y que, para colmo, sus nociones sobre la moda son más bien escasas, como demostró, según él, con su atuendo en la visita de Barack Obama a Berlín el pasado junio. «Las proporciones eran malas, lo mismo que el corte. El pantalón era demasiado largo», detalla el modisto. Aunque sus comentarios suelen adolecer de superficiales –éste no es una excepción–, parece que esta vez se le ha juzgado con cierta condescendencia, a tenor de la mala imagen que Merkel está cosechando en Europa en su afán de mostrar la cara más severa de la crisis con sus duras condiciones. Pues bien, su paisano Lagerfeld parece haber reunido el valor suficiente para decirle a Merkel lo que nadie está dispuesto a reprocharle en el «bundestag»: que también se equivoca, aunque sólo sea en cuestiones estilísticas. «Tengo entendido que no quiere consejos», comenta el diseñador en algún momento de la entrevista, y quizá por ello, los suelta con más convicción y recomienda a la canciller tener en cuenta su fisionomía para no patinar con el vestuario.