Industria de Moda
España en verano: Veto a la XXXS
Los expertos alertan de la irrupción de la triple cero, una talla de niña para mujer adulta.
Si ahora que hay rebajas se le ocurre ir de compras, no sólo le deseo buena suerte en su búsqueda de la ganga, del chollo al 90 por ciento sobre el precio original, sino que también debe armarse de paciencia a la hora de entrar en el probador. La talla que mejor le sienta en una tienda nada tendrá que ver con la que se pueda comprar al lado. Sin mencionar las diferencias que se dan entre firmas de la misma compañía. «Cada una se dirige a un público distinto y es cierto que las que venden a un público más joven cuentan con tallas más pequeñas, mientras que las que se dirigen a mujeres adultas, mayores de 40, suelen contar con patrones más amplios», afirma Sandra Alemany, investigadora del Instituto de Biomecánica de Valencia. Ella es experta en antropometría y no le sorprende que haya surgido una nueva talla, la polémica XXS: «Es una etiqueta más porque luego cada firma decidirá qué representa esta etiqueta. Hemos encontrado variaciones de hasta seis centímetros en una misma talla». Ella tiene claro que, al margen de que la intención de J.Crew –firma norteamericana que ha establecido la triple cero– sea acercarse al mercado asiático, en el que la mujer no supera el 1,50 y tiene las proporciones de una niña de 12 años española, «tampoco hay que descartar que también busquen ajustarse al fenómeno ''vanity sizing''». Una moda que comenzó en Estados Unidos y que ya se ha extendido por Europa: «Para fomentar la autoestima de una mujer determinan esta talla más pequeña, aunque el número de centímetros sea el mismo que el de un etiquetado más grande. Las mujeres se creen más delgadas y se refuerzan», sostiene Alemany.
Pero aunque pueda parecer una forma de marketing más, la talla «mini-mini» pone en alerta a los expertos que reniegan de esta técnica. «Los sistemas de tallaje perjudican bastante porque se prestan a una mayor confusión y afectan más a los adolescentes que se clasifican en función de su talla. Estas medidas tan pequeñas se convierten en aspiracionales que, sin ser los causantes de un trastorno, sí que son un condicionante», afirma Marta Voltas, directora de la Fundación Imagen y Autoestima. La nueva talla que ya figura en su pagina web, ya que se puede adquirir on-line, sería mucho más pequeña que la 34, la pequeña estándar en la UE, bajaría hasta la 26, con una longitud de cadera que no alcanza los 59 centímetros. Desde la industria textil reconocen que el impulso del mercado asiático obliga a los diseñadores a cambiar sus patrones. Las mujeres de los países del este buscan los mismos diseños que ven en las revistas de moda y en las pasarelas de «Haute Couture» de París o Milán, pero adaptados a sus cuerpos, más aniñados. «Es un tema de proporciones y ahora China y Japón son mercados emergentes, la industria de la moda de allí aún está muy por detrás de la nuestra y cada vez tienen más poder adquisitivo», explica Laura Victoria, presidenta de la Asociación de Nuevos y Jóvenes Diseñadores (ANDE). Eso sí, entiende que «ese tipo de tallaje aquí no tiene cabida, no creo que ningún diseñador opte por ella. Es un modelo infantil porque en Asia una talla 36 sería como una 42 aquí». La portavoz insiste en la importancia de este nuevo mercado: «Hace dos años montamos una exposición con diseños en Barcelona y tuvimos que desmontarla porque un grupo de asiáticas lo compraron todo». Este nuevo target también «permite a los diseñadores ganar más porque por el mismo precio pueden hacer dos prendas», añade Victoria. Eso sí, el beneficio de su distribución en España no terminan de verlo.
Tampoco lo ve otro psicólogo que cada día trata a jóvenes con problemas con la comida. «No hay necesidad de traer este modelo. Su venta conlleva cierto peligro y no ayuda en absoluto a personas que sufren o que están predispuestas a sufrir un trastorno de la alimentación como anorexia y bulimia. Quizá una pequeña población asiática podría beneficiarse, pero al final esta talla va a dirigirse a adolescentes que ya de por sí tienen un porcentaje elevado riesgo. Con mensajes como éste los jóvenes normalizarán una situación que en sí no es normal», denuncia Gustavo Faus, psiquiatra y director asistencial del Instituto de Trastornos Alimentarios.
Faus recuerda que «en España el 6% de la población de entre 14 y 21 años está afectada por un trastorno de la alimentación. Y hay estudios que cifran en un 20% la población adolescente en riesgo». Un mal que afecta incluso a menores más jóvenes. «Entre un 10 y un 15% de los menores de entre 8 y 10 años también está en riesgo: a pesar de su corta edad ya han hecho dietas», explica Faus. Y todos estos problemas también aparecen en las cuentas europeas que, obviamente, no financian las firmas de moda: «Cada año, En Europa se gastan nueve millones de euros en la salud de las personas con estos trastornos».
Y es que a pesar de las «buenas intenciones» de diferentes ministros españoles y del impulso que le ha querido dar Bruselas, la unificación no se consigue. El Ministerio de Sanidad español insiste: «No hay ningún órgano administrativo que determine que es una talla grande, ni siquiera cual es el sistema de indicación de tallas, eso es una decisión voluntaria de los proveedores, hay una norma técnica europea (EN 13402) que pueden utilizar los fabricantes para la indicación de tallas, pero es una norma voluntaria aunque pueda servir de referencia». «La normalización europea es voluntaria pero se está trabajando en un protocolo de consenso», añade Alemany. ¿Conseguirán convencer a la industria textil?
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