Restringido
María Blasco: «Sin creatividadno hay ciencia»
María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
Llevaba mucho tiempo persiguiendo a María Blasco. No es que ella se resistiera a charlar conmigo, es que los ánimos en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, que ella dirige, andaban ligeramente revueltos. No corren los mejores tiempos para la Ciencia en nuestro país y aunque todos queremos que se luche lo más posible contra el cáncer, para ver si algún día se le vence la partida, parece que hay otras prioridades. Sin embargo, pese a la falta de subvenciones presupuestarias que han traído los tiempos de crisis, los científicos, que son seres vocacionales y admirables, siguen ganándole terreno a tan temido mal. De hecho, según la propia María Blasco, estamos en un momento donde podemos ser moderadamente optimistas. «Prácticamente cada año e incluso cada mes hay nuevos fármacos que se incorporan a los tratamientos del cáncer. Este año ha pasado por la Agencia del Medicamento Americano un nuevo fármaco, desarrollado por uno de nuestros oncólogos, Manuel Hidalgo, que va a ayudar a que aumente ligeramente la supervivencia del cáncer de páncreas, que es uno de los cánceres que menor supervivencia tiene y al que el CNIO está dedicando más recursos y más grupos de investigación». A todos nos gustaría que esos nuevos medicamentos fueran rápidos e infalibles; pero como bien dice María, el proceso es lento y requiere muchos ensayos clínicos, altamente regulados. Pese a todo, cada mes hay resultados.
Siempre que hablo de cáncer con María salen a relucir esos viejos amigos suyos, que son los telómeros y la telomerasa. «La dificultad en tratar de dar solución a todos los tipos de cáncer –dice la investigadora– está en la gran variedad de alteraciones que acumulan las células tumorales. Hay tumores que tienen 200 alteraciones, pero puede llegar a haberlos hasta con 700 alteraciones en sus genes. Una de las alteraciones más comunes es la activación de una enzima que se llama telomerasa, que es lo que llevo estudiando desde hace 20 años, y que confiere al cáncer la capacidad para ser inmortal». ¿Y los telómeros? «Son indicadores del riesgo de padecer enfermedades. Cuando son más cortos de lo normal se aumenta el riesgo de sufrir cáncer.» Miedo me dan los telómeros y saber si podría conocer mis probabilidades de desarrollar un cáncer; pero después del archifamoso episodio de Angelina Jolie, ya a nadie le extraña que haya quien quiera saber e incluso quien opte por medidas drásticas. «Hay unos cánceres familiares más comunes, como el de mama o de ovario, en los que hay unos genes que, cuando están mutados, hacen que las posibilidades de sus propietarias de tener cáncer sean mucho más altas. Éste era el caso de Angelina Jolie, que tenía mutado un gen igual que su madre, que murió de cáncer de ovario, y muchas probabilidades de desarrollar un cáncer de mama. Cuando se combina esta información genética de saber si eres mutante o no para esos genes, con medir los telómeros, se percibe que, el tener los telómeros cortos, es una especie de indicador de cómo de rápido se ha ido gastando la capacidad de las células de proliferar. O lo que es lo mismo, de cómo de rápido ha ido la regeneración de los tejidos del organismo, que puede depender de factores genéticos.» Como ha citado a Angelina Jolie, y la decisión de la actriz fue tan controvertida, hablamos sobre ella. Y lo que saco en conclusión es que se pueden hacer test genéticos para conocer las mutaciones de los genes y la predisposición al cáncer, pero que María Blasco, sin censurar la decisión de Angelina, piensa que hay otras fórmulas como someterse a más revisiones e intentar que el diagnóstico sea precoz : «La mayor parte de los tumores, con alguna excepción, como el blastoma, que puede ser muy pequeño y ya es mortal, si se detectan pronto son curables. El cáncer podría ser curable si fuéramos capaces de detectarlo a tiempo. Y éste es uno de los grandes retos, el diagnóstico precoz». Hablamos de los hábitos de vida, del sol, de la alimentación, de los estudios asociados a la obesidad y al cáncer de hígado, de la grasa, también asociada a la diabetes y al cáncer, del riesgo de las enfermedades de tipo inflamatorio y, al final, pienso en la cantidad de personas que no fuman, no beben, no están obesas... ¡Y tienen cáncer! . «Eso es muy importante. Me parece erróneo pensar que si tenemos un cáncer es porque hemos hecho algo mal. Aunque decimos, y es cierto, que determinados hábitos de vida pueden aumentar el riesgo de tener un cáncer, no es correcto pensar que tenemos un cáncer porque hemos tenido malos hábitos de vida. Eso no es así». A partir de ahí María me cuenta que el cáncer aumenta de manera dramática a partir de los 40 y 50 años y que hasta esa edad es una enfermedad tan rara, como para que haya muchos menos fármacos para el cáncer infantil, por lo que el CNIO, inició el año pasado una unidad para ensayos clínicos que introducen fármacos novedosos específicamente para cáncer infantil en el Hospital Niño Jesús. Y también, después de explicarme en detalle la acumulación de mutaciones que dan origen al cáncer, acaba por confirmarme que hay mucho de azar... «Al final, es una cuestión de mala suerte». También lo es que te toque una vida infeliz, sin amor o llena de disgustos; y la leyenda urbana asocia estos males del alma al cáncer. «Hay trastornos como el bipolar que están asociados con tener más enfermedades de todo tipo, incluido el cáncer. Y si las personas están estresadas o deprimidas, puede que tengan también inmunodepresión y eso hace que el sistema inmune, que está vigilando que no haya células o bacterias y que está matando a las células tumorales, pueda estar menos atento»
✕
Accede a tu cuenta para comentar