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¿Por qué va el Papa a Canadá?

Antonio Pelayo
Antonio PelayoLa RazónLa Razón

Salvo gravísimos imprevistos el próximo domingo Francisco emprende un viaje de casi 20.000 kilómetros rumbo a Canadá. Muchos se preguntan si el Papa está en condiciones de afrontar este desafío y si no es temerario permitir a un anciano de 85 años aquejado de serias dificultades para caminar coger el avión.

Es obvio que tiene que haber una razón muy poderosa para que Bergoglio que renunció hace unas semanas a visitar la República Democrática del Congo y Sudán del Sur se lance a esta aventura. Como él mismo ha dicho se trata de cumplir la solemne promesa hecha a los indígenas del gran país americano de que iría a verles para pedirles perdón por las atrocidades cometidas con ellos por los católicos en un pasado no tan remoto.

¿Quiénes son estos indígenas?. Los expertos señalan tres grupos: las “first nations” es decir los habitantes del país antes de que llegaran los colonizadores europeos; en segundo lugar los mestizos nacidos del encuentro entre indígenas y europeos y por fin los “inuit” del ártico antes conocidos como los esquimales. En total algo más de un millón y medio de personas.

En el 1867 el Canadá se convierte en un país sometido a la corona británica y en esos años se pone en práctica una política específica con las poblaciones indias (el “indian act”) caracterizada por el deseo de asimilarlas a la dominante cultura occidental .Se les confina en reservas y se manda a escuelas residenciales a los niños y niñas arrancándoles de sus familia. En ellas se les obliga a abandonar su lengua, religión y tradiciones; sometidos a una durísima disciplina son mal alimentados y las enfermedades- la tuberculosis en especial- hacen estragos. Muchos de ellos mueren y son enterrados anónimamente en fosas que han ido apareciendo. Esas escuelas, propiedad del gobierno, eran dirigidas por congregaciones cristianas, la mayoría católicas.

El Papa ha denunciado esta tragedia, se ha avergonzado por los abusos de todo tipo y les prometió que les pediría pública y solemnemente perdón. Ese es el objetivo de su viaje.