Polémica en Extremadura
Bendiciones a las parejas gais, pero sin «escándalo»
La Diócesis de Plasencia niega que un cura celebrara una boda LGTBI en Miajadas
«Debemos matizar que en ningún momento se trató de una boda ni hubo intención expresa de simular sacramento». Con esta contundencia, la Diócesis de Plasencia se ha pronunciado este martes sobre la bendición a una pareja homosexual que un sacerdote impartió este fin de semana en la parroquia de Nuestra Señora de Belén de la localidad extremeña de Miajadas. A la par, ha lamentado «el escándalo y la confusión» que este episodio mediático hubiera podido generar.
Y es que el párroco Enrique Gómez Rodríguez, vestido con alba y estola, preparó una celebración como signo de acogida eclesial a unos novios, después de que se casaran en los juzgados de la localidad. El presbítero organizó el acto bajo el amparo de «Fiducia supplicans», la instrucción aprobada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe el pasado diciembre que abre las puertas a la bendición a parejas irregulares, tanto homosexuales como divorciadas o que no hayan pasado por el altar.
«La ceremonia fue muy bien. Solo se leyó una lectura de la Biblia, dije unas palabras y se dio la bendición. Me centré en la celebración y en la gente, solo quería dar una respuesta evangélica como Iglesia», defiende el cura sobre un acto que no superó los quince minutos.
Sin embargo, el sacerdote estaba revestido con alba y estola y los novios, junto a sus invitados, con los trajes propios de una celebración. Y aunque Gómez corrobora que «no fue una boda ni un sacramento», admite que «es verdad que he fallado porque algunas de las normas establecidas no las tuve en cuenta, pero tampoco tuve mala intención».
«Fiducia supplicans» explicita que estas bendiciones no pueden estar ritualizadas ni deben convertirse en «un acto litúrgico o semi-litúrgico, semejante a un sacramento».
De la misma manera, desde Roma se detalla que debe ser una bendición «espontánea» a través de una «oración breve». Incluso se alerta de que se deben evitar «las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio».
En esta misma línea, se pronuncia el obispo placentino Ernesto Brotóns en un comunicado en el que matiza que en ningún momento se trató de una boda ni hubo intención expresa de simular sacramento».
«No negamos el valor de estas bendiciones», aclara el comunicado de la Iglesia de Plasencia, sino que además «afirmamos la obligatoriedad de que se realicen en el contexto y formas marcados por ella». Sin embargo, en este contexto, la nota supervisada por el obispo Ernesto Brotóns, reconoce que «las formas, no obstante, contravinieron claramente lo dispuesto por la Declaración del Dicasterio de la Fe, «Fiducia supplicans», algo que no podemos aprobar».
La propia pareja de novios también ha aclarado desde un primer momento que solo se trataba de la celebración que no incluía un matrimonio canónico: «Gracias infinitas, Enrique, por proponernos hacer la bendición dentro de la parroquia y en nuestra iglesia de Belén, algo que no dudamos ni un minuto en decir que sí. Fue una ceremonia preciosa».
El comunicado de la diócesis extremeña apunta además que «desde el momento que se tuvo noticia de los hechos se adoptaron las medidas canónicas pertinentes», si bien no se aclara cuál será la decisión que se adoptará con respecto al sacerdote. En cualquier caso, la nota extremeña remata con una petición de «prudencia y respeto a todas las personas implicadas».
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