Rita Barberá

Cañizares: «La corrupción es un pecado, pero uno puede pecar y ser católico»

El nuevo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española considera que la ideología de género es la más insidiosa de toda la historia. Opina que no toda la izquierda está en contra de la Iglesia y que el político español debe mejorar

Antonio Cañizares es vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española
Antonio Cañizares es vicepresidente de la Conferencia Episcopal Españolalarazon

El nuevo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española considera que la ideología de género es la más insidiosa de toda la historia. Opina que no toda la izquierda está en contra de la Iglesia y que el político español debe mejorar

No es hombre de sermones banales, sino de los que van al grano, aunque esa franqueza le ha valido más de un rapapolvo mediático. Cardenal arzobispo de Valencia ha sido recientemente elegido vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, cargo al que regresa «con ilusión, sin miedo y con fuerzas», porque él no se cansa nunca, advierte.

–¿Qué les diría a los que quieren quitar la misa de La Dos?

–No entiendo nada. No sé cómo hacen esa proposición.

–¿Cree que Podemos ha emprendido una batalla contra la Iglesia?

–Eso habría que preguntárselo a ellos, pero su posición frente a la Iglesia es muy clara, van a meterse con ella.

–¿Existe una campaña anticlerical por parte de la izquierda?

–Depende de qué izquierda. Parte del PSOE no va por ahí y otras izquierdas, tampoco.

–¿Qué opina de la campaña de Hazte Oír?

–Han dicho una cosa que es evidente y hoy decir lo que es evidente no se entiende. Aunque a lo mejor tampoco es prudente haber hecho una cosa semejante. Yo no apoyo ni denuncio nada, simplemente digo que la ideología de género es la más insidiosa de toda la historia. Es la destrucción del hombre y de la familia sobre la que se sustenta la sociedad. La ideología de género no acepta lo que somos por naturaleza y trata de elegir simplemente por sentimiento o por lo que fuere. Y no es lo mismo. Nacemos hombres o mujeres y esa es la base, y eso es tan evidente...

–Ha criticado que se imparta en los colegios.

–Es que eso lo critica hasta la Constitución. Nadie puede imponer una ideología a nadie. Eso va contra los derechos de las personas y de las familias, que son a las que les corresponde decir qué tipo de educación quieren para sus hijos.

–¿Cómo se deben afrontar debates como la maternidad subrogada?

–Es una manipulación de la madre y de la criatura. La madre no es una incubadora.

–¿Cree que debería legislarse al respecto?

–¿Cuántos vientres de alquiler hay? No es una necesidad social. Hay otras que no se atienden y sí son necesarias, como los pobres o los que sufren.

–¿Cómo ve a los políticos españoles?

–Deben mejorar. No lo digo por ninguno en particular, pero deben hacer una política que esté al servicio del bien común.

–¿El corrupto no es un buen católico?

–La corrupción es un pecado, pero uno puede pecar y ser católico.

–¿Hay más ángeles o demonios entre los políticos?

–Ni ángeles ni demonios. Yo sólo veo hombres.

–¿Qué opina de Donald Trump?

–Es curioso que muchos medios y políticos silencien muchas cosas de las que dice, como la defensa de los cristianos perseguidos.

–¿Qué le pasa por la cabeza cuando escucha noticias como que ETA prepara su desarme definitivo?

–Que debía haber desaparecido hace ya muchos años.

–¿Cómo vivió la muerte de Rita Barberá?

–Con mucho dolor. Fue una injusticia que se la tratase así. Fue una gran alcaldesa, una gran mujer y una gran cristiana. La conocía bien.

–¿Cree que la Iglesia de Francisco es más integradora?

–No. Es igual. Francisco es el hombre de la renovación, pero no está haciendo ninguna novedad. Eso es el Concilio Vaticano II. ¿Qué hicieron Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI sino renovar la Iglesia?

–¿Usará esa buena sintonía que existe entre ambos para convencerle de que venga a España?

–Ojalá le trajésemos a España. Yo se lo diré, porque muchas posibilidades sí que hay. Se van a producir acontecimientos en la Diócesis y sería muy hermoso que contáramos con él.

–¿Qué reforma le queda a la Iglesia?

–Que sea verdaderamente Iglesia, la que marcó el Concilio Vaticano II, la Iglesia que está presente en el mundo y al servicio de los hombres.

–¿En la Iglesia española hay duros y blandos?

–No. Llevan mucho tiempo diciendo eso. Hay una comunión grande, más de lo que la gente dice y de lo que aparece en algunos medios. No hay dos bandos. Hay pluralidad. Todos cabemos en la Iglesia.

–¿Ha tenido alguna vez una crisis de fe?

–No (categórico). No sé lo que es. ¿Debilidad en la fe? Muchas veces, pero crisis de fe, nunca. Pero eso no es cosa mía, es un don de Dios.

–Y si la hubiera tenido, ¿me la contaría?

–Por supuesto que sí.

–Porque usted no miente.

–No. La mentira está alejada de mi vida. Gracias a Dios.

–¿Le afectan las críticas?

–No. Me duelen. ¿Cómo no me van a doler? Pero no me afectan. Nunca bajaré la guardia. Dejaría de ser Antonio Cañizares como Dios me ha querido.

–¿Y qué le queda por hacer?

–Muchas cosas, pero no voy con planes, voy atento a las señales de Dios.

–¿Confía en el futuro de la Humanidad?

–Sí. Totalmente. No soy optimista, soy un hombre de esperanza.