Francisco, nuevo Papa
Cargos renovados hasta nueva orden
El Papa Francisco ha confirmado "hasta que se disponga lo contrario", a los altos cargos de la curia vaticana, que cesaron automáticamente con la renuncia de Benedicto XVI
Fin de la Sede Vacante. Se acabó el principio de «nihil innovetur» –nada se cambia– que rige la vida en el Vaticano durante el Cónclave. Con la elección del cardenal Bergoglio como Papa, toca poner el engranaje de la Santa Sede a pleno rendimiento. Y esto pasa por formar un nuevo Gobierno. O al menos, como hizo ayer el Papa Francisco, confirmar a los altos cargos de la Curia vaticana que cesaron al hacerse efectiva la renuncia de Benedicto XVI. Lo cierto es que durante estos días, todos los organismos del Vaticano han continuado con su trabajo ordinario. Lo que se ha frenado en seco han sido decisiones que dependen del Santo Padre. Por ejemplo, los nombramientos de nuevos obispos.
A partir de ahora, tanto el secretario de Estado, Tarcisio Bertone, como los responsables de los diferentes «ministerios» vuelven a tomar el mando hasta que el nuevo Papa decida a quién desea relevar de sus cargos. «El Santo Padre Francisco ha expresado su voluntad de que los jefes y los miembros de los dicasterios de la curia romana, así como los secretarios y también el presidente de la Comisión Pontificia del Estado del Vaticano, prosigan en sus respectivos cargos «donec aliter provideatur» (hasta que se disponga lo contrario), señala la Santa Sede en un comunicado, en el que además se explicita que el obispo de Roma desea «reservarse un cierto tiempo para la reflexión, la plegaria y el diálogo, antes de cualquier nombramiento o confirmación definitiva».
Lo habitual es que los papas se den un margen de seis meses para reorganizar la Curia. Sin embargo, la iniciativa y la creatividad del hasta hace unos días cardenal Bergoglio puede acelerar estos cambios. Entre los más esperados, está el nombramiento del secretario de Estado, que viene a ser el «primer ministro». Aunque los medios italianos se empeñan en situar a un cardenal transalpino en el puesto, no se descarta que sea un purpurado de otro país europeo. Lo que sí se da por sentado es que Bertone dejará el cargo. Otro de los posibles nombres que pueden cesar de sus funciones es Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero desde 2010. Lo que parece seguro es que mantendrán, o incluso, reforzarán su peso en la Curia tanto el cardenal canadiense Marc Ouellet –con una gestión impecable a la hora de cesar a obispos con comportamientos irregulares–, así como Joao Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, muy bien acogido por parte de los religiosos frente a su predecesor, Franc Rodé.
Entre aquellos que podrían entrar en el Gobierno vaticano se encuentra el cardenal arzobispo de Viena, Christoph Schönborn, que comparte con Bergoglio inquietudes pastorales, así como Guillermo Karcher, compatriota de Francisco, con el cargo actual de ceremoniero pontificio, quien sostuvo el micrófono en el balcón de la plaza de San Pedro el pasado miércoles. Karcher ya ha desempeñado algunos cargos en la Secretaría de Estado y conoce bien el engranaje de la Santa Sede. De la misma manera, se espera que el otro ceremoniero presente en el balcón, Guido Marini, sea sustituido, pues su estilo a la hora de abordar las ceremonias litúrgicas no encaja a la perfección con la impronta del Papa, que es más parecida a la de su predecesor, Piero Marini.
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