Buenos Aires

El «efecto Pancho» vende

Rosarios, postales, medallas... Las tiendas de souvenirs que rodean el Vaticano han experimentado un aumento de un tercio en sus ventas desde la llegada del Pontífice argentino

El «efecto Pancho» vende
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Las tiendas de «souvenirs» de la Ciudad del Vaticano se están frotando las manos. Un avispero de devotos, turistas y curiosos rompen las costuras de sus establecimientos. Nada que ver con hace apenas unas semanas, cuando, entre susurros, los encargados se decían entre sí que la gente entraba, observaba, pero no pasaba por la caja registradora. Ahora todo lo contrario. En estos momentos hay que entrar casi de canto para acceder a los productos que venden, con los oídos adaptándose a múltiples idiomas hablados simultáneamente, aunque los empleados derrochan una verborrea algo anárquica pero entendible en castellano. Por tradición, los españoles somos habitualmente visitantes ilustres gracias a nuestra capacidad para vaciarnos los bolsillos y porque compartimos el idioma del nuevo Papa, una credencial oficiosa que nos da cierta «chance».

En primera línea

Las personas no tienen que preguntar ávidas si hay recuerdos del recién estrenado Papa, simplemente salen a su encuentro antes incluso de que empiecen a buscarlos. Están, como no podía ser de otra manera, en un lugar privilegiado, en primera línea. Con la carta de presentación del «Habemus Papa», hay postales para elegir: el Santo Padre saludando inmediatamente después de ser elegido con un gesto solemne; Bergoglio sonriendo tras hablar a los fieles, durante su ceremonia de entronización... por 0,50 euros, aunque algunos establecimientos son más ambiciosos y las venden por uno o dos euros, y las medallas con su rostro a siete euros. Los rosarios con la imagen de Francisco son el «top ten» de las ventas. «En dos horas hemos vendido más de cien rosarios del nuevo Santo Padre. Las personas se llevan diez, veinte... Supongo que para su familia y amigos», dice una empleada de Domvs Artis, que admite que «no miran el precio». Lógico. El entusiasmo, y las prisas, son muchas como para hacerse una gira buscando el precio más ajustado. Simplemente no toca, se dan los euros sin rechistar, en especial los japoneses, que todo hay que decirlo, algo de economía práctica saben, porque algunos, en vez de comprarse la postal de rigor, se hacen una fotografía con su Nikon al lado de ellas con una sonrisa beatífica, más por haber hecho un negocio sin desembolsar una moneda. Lo que está claro es que la mayoría de ellos son conscientes de que los momentos históricos que no son traumáticos tienen su precio.

«Estamos en Roma, en la Ciudad del Vaticano, en el momento más adecuado... Es imposible resistirse a llevarse un testimonio del nuevo Papa», explica un polaco como puede. Todavía tiene muy vivo el recuerdo de cómo pegó un respingo cuando, de improviso, oyó a Francisco hablar en español durante el encuentro con los periodistas para transmitir un mensaje universal: su bendición a creyentes y no creyentes. Dice que la emoción aún está muy viva, que durante breves momentos San Pedro se quedó en silencio para después bramar de júbilo. Durante los primeros actos públicos del Santo Padre, todos traían alegría ya desde los hoteles, deseosos de ver al Papa y no sólo en fotografía.

A las doce horas de ser proclamado Pontífice, los establecimientos comerciales que pespuntean la Via della Conziliazione ya tenían las postales del nuevo Santo Padre e incluso medallas con su figura. Admite que, desde que el cardenal Tauran anunciara el nombre del elegido, la caja ha experimentado un incremento del 35% y «sigue subiendo». Francesco, como se le llama en Roma, tira mucho. Era lo que se esperaba, aunque su identidad fue inesperada.

«Tiene corazón, carisma y todos lo hemos interpretado así desde que salió al balcón, blanco, puro...», explica emocionada, no sólo por las ventas. «He visto pasar a muchos Papas y Francesco es como Juan XXIII o Juan Pablo II... un hombre bueno, pero con carácter», dice, mientras envuelve con mimo postales del Santo Padre sin perder la esperanza de que algunas de ellas sea bendecida. «Es el efecto Pancho», bromean unos argentinos.

Prueba de que la figura de Bergoglio ha calado a una velocidad sólo comparable a la del sonido es que las librerías que pueblan las calles de la Via della Conciliazione han puesto en sus escaparates libros que estaban acumulando polvo en las trastiendas: todos aquellos referentes a la figura de San Francisco de Asís, el santo al que ahora el Papa argentino honra con su nombre. «No lo vamos a negar, los libros sobre la vida de San Francisco de Asís estaban en los estantes, pasaban inadvertidos. En estos momentos, las personas quieren saber quién era, quizá para conocer mejor al Santo Padre», dicen en una librería donde descansan en un lugar privilegiado los ejemplares de Benedicto XVI, del que no se olvidan. Algunas de las postales más requeridas, y más valoradas por los católicos, son las que, sencillamente, sin oropeles, recogen las palabras con las que renunció Ratzinger. Se miran con curiosidad, casi con reverencia. Eso sí, el calendario de 2013 con su figura sólo es adquirido por los amantes de lo que pudo ser y no fue. El resto espera ya el de Francisco, «sólo que todavía no hay las suficientes fotografías con los que ilustrarlo». También habrá que esperar para otros objetos, como los dedales y las cajitas de plata. En todo caso, la espera será corta en estos tiempos tan mediáticos.

«Dios es infinitamente paciente»

«El ejemplo de la infinita paciencia que Dios tiene para el hombre se refleja en la infinita paciencia que Jesús tiene». Ésta es la reflexión de Francisco durante la misa celebrada ayer por la mañana, como de costumbre, en la Capilla de Santa Marta, en el Vaticano. El Papa señaló en la homilía que tenemos que aprender de Jesús y su actitud hacia los pecadores: «Haremos bien en pensar –en esta Semana Santa– en la paciencia que el Señor tiene con nosotros, con nuestras debilidades, nuestros pecados». «¡Cuánta paciencia que tiene con nosotros! Hacemos muchas cosas, pero Él es paciente», subrayó el nuevo Pontífice al referirse también a la parábola del hijo pródigo. «Pensemos esta semana

–concluyó Bergoglio– en nuestra relación personal con Dios: ¿cómo he vivido la paciencia de Jesús en mi vida? Saldrá por nuestro corazón de una sola palabra: "Gracias, Señor. Gracias por tu paciencia"». En la eucaristía participaron los empleados del servicio fotográfico de «L'Osservatore Romano», con su responsable al frente, el padre Sergio Pellini, así como su director, Giovanni Maria Vian.

Su primer saludo, en el billete de metro

El Ayuntamiento de Roma imprimirá un millón de billetes de autobús y metro con la imagen del Papa Francisco para rendir homenaje al nuevo Pontífice, que es también Obispo de la Ciudad Eterna. La imagen escogida por la Agencia de Transporte Público de Roma (ATAC) para homenajear al nuevo Papa es la de Francisco saludando a los fieles desde el balcón central de la basílica de San Pedro del Vaticano el día de su elección, el pasado 13 de marzo «Esperamos que el Papa Bergoglio, que en Buenos Aires era un asiduo al metro, haga lo mismo en nuestra ciudad», afirmó el alcalde de la capital italiana, Gianni Alemanno. Los nuevos billetes con la imagen del papa Francisco estarán disponibles, en una edición limitada, a partir de mañana.